miércoles, 6 de mayo de 2009

Un gran músico llamado Sébastien Schuller

Sébastien Schuller es indiscutiblemente un artista que te coge por sorpresa.
Percusionista clásico con años de experiencia, Sébastien Schuller se transforma en un multi-instrumentista ecléctico con el paso de los años, componiendo e interpretando sus propios trabajos. Nacido en Les Yvelines, un suburbio de la capital francesa, este compositor treintañero aúna los sonidos acústicos y naturales con toques de electrónica.
A través de su primer álbum “Happìness”, editado en 2005, reúne composiciones tántricas con toques pop -que casi pueden llegar a ser bailables- con momentos tortuosos y de un contraste emocional mágico. El humor es predominantemente melancólico pero, como en la vida, repleto de una constante corriente oculta hacia la esperanza. Los sueños pueden convertirse a veces en realidad, aunque los fantasmas del pasado frecuentan inevitablemente el presente. Cuanto más se escucha "Happiness", más se adentra uno en sus elementos secretos: las voces se burlan del oyente como en un juego del escondite, primero escondiéndose tras los filtros de máquinas para ir revelándose in crescendo, de un modo crudo y, nuevamente, retirarse dejando que la música atmosférica hable por sí misma.
Hay un tema que persevera a través del álbum que es tan rico como diverso: el de un amor hacia los sonidos y las melodías. O es, quizás, el constante esfuerzo para alcanzar la perfección y, como se sabe, la búsqueda de la perfección y la felicidad es una búsqueda interminable.
Su nuevo álbum “Evenfall”, editado este mes tras cuatro años de espera, convierte a Sébastien Schuller en uno de los músicos más originales del momento, reuniendo un total de diez temas, a cual más maravilloso e hipnótico, llevándote por un viaje que abarca composiciones estilo Wim Maertens –incluso jugando con los agudos característicos en la voz-, hasta temas que te llevan a compararlos con las mejores melodías de Coldplay. Composiciones como “Morning Mist”, “Balançoire”, “Awakening” y “Midnight” merecen ser disfrutadas una y otra vez, dejando que la imaginación vuele libre entre toques de distinción y rudeza, caricia y dureza, melancolía y fervor.
En definitiva, ha valido la pena la espera de estos cuatro años para convencerme que estoy frente a un músico que sabe lo que quiere y disfruta demostrándoselo a sus seguidores, y haciendo que este público vibre con su arte. Tan sólo deseo que no tarde tanto en editar su próximo trabajo.

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