jueves, 26 de julio de 2012

El gran aborto del ministerio justiciero


Carta que Elisa Fernández Cooke, pediatra, ha escrito al ministro de justicia español, Alberto Ruiz-Gallardón… sí, sí, aquel que era considerado el progresista del PP

Querido señor Gallardón: 
Soy una médico pediatra que acaba de terminar una guardia de 24 horas sin dormir y mi capacidad de entendimiento puede estar algo mermada pero… ¿He entendido bien? ¿Va usted a obligar a mujeres a tener hijos con malformaciones graves para luego abandonarles a su suerte sin ayudas económicas para la mayoría de estas personas?. 
Como pediatra he conocido a muchas familias con hijos nacidos con malformaciones graves, bien porque no se conocía su condición antenatal o bien porque los padres, conociendo la malformación, decidieron voluntariamente seguir adelante. Le puedo garantizar que en los casos graves los pacientes y sus familias pasan auténticos calvarios con múltiples cirugías largas y complicadas y con largos periodos de estancia en unidades de cuidados intensivos para luego ser dados de alta con secuelas y tener una calidad de vida, en muchos casos, nefasta. Usted habla de derechos, si hubiera vivido de cerca algún caso sabría que estos niños sufren mucho física y emocionalmente y desgraciadamente, precisamente por ser niños, en algunos casos son objeto de ensañamiento terapéutico por no querer rendirnos a su enfermedad. La mayoría de estas familias acaba desestructurada con problemas de salud física y mental y con problemas económicos por no recibir suficiente ayuda por parte de las administraciones. 
Le invito a que pase el postoperatorio de una cirugía cardiaca de una cardiopatía compleja en la unidad de cuidados intensivos (pueden ser meses) día y noche con una familia para saber de qué estoy hablando. Ya dejando de lado mi parte humana y médica y poniéndome en la postura política (que afortunadamente no soy) esta medida ahorrará dinero en abortos practicados por la sanidad pública y ganará votos conservadores (además de desviar la atención) y como no van a dar ayudas a las familias no supondrá mucho gasto…pero las cirugías, estancias hopitalarias, consultas, rehabilitación, bajas por depresión paternas, etc… cuestan mucho, mucho dinero, se lo digo en el idioma que entiende. 
Hasta ahora llevo los recortes con indignación como el resto de los españoles e intento no opinar de economía porque no es mi campo. Hasta hace dos días no sabía lo que era la prima de riesgo. Ahora ha entrado usted en mi campo y sólo puedo sentirme frustrada y con ganas de llorar. De verdad que como ministro de justicia ¿no tiene nada mejor que hacer? Hay muchos ladrones, defraudadores y demás calaña (no tiene que buscar usted muy lejos) que deben responder ante la justicia y los ciudadanos. 
Céntrese. 
¿Le había dicho que estaba saliente de una guardia de 24 horas? ¿Sabía que según las leyes europeas es ilegal y en España nos las saltamos a la “torera”? ¿Algo que opinar como ministro de justicia?. Es demasiado fácil hablar desde la ignorancia. Una Pediatra con ganas de llorar. 

No merece ningún otro comentario. Además, no podría hacerlo porque, tras haber vomitado unas cuantas veces en honor al Gallardón, mi boca huele un poco mal, pero nunca peor que el cinismo del señor ministro.

miércoles, 18 de julio de 2012

Jon Lord 1941-2012


Ian Gillan, Roger Glover, Ritchie Blackmore, Jon Lord and Ian Paiceladies and gentlemenDeep Purple

¿Quién no ha cogido una guitarra algún día de su vida y no ha intentado realizar el riff inicial de Smoke on the water? ¿Qué amante de la música de inicios de los setenta y décadas posteriores no se le ha puesto la piel de pollo escuchando los agudos casi inhumanos de Ian Gillan en Child in Time? Made in Japan sigue siendo considerado uno de los discos en vivo más vendidos en la historia de la música. ¿Quién duda todavía que el grupo británico fue el auténtico creador del sello o etiqueta hard rock

Jon Lord, el amante de Johann Sebastian Bach con imagen de chico duro y melena al viento murío el pasado lunes de una embolia pulmonar tras una lucha de más de un año contra el cáncer. Tenía 71 años de edad. 
Jon Lord fue uno de los grandes pioneros de la música hard rock en introducir los teclados, y en especial el órgano Hammond, entre los riffs de guitarra de Blackmore, el rapidisímo manejo de las baquetas de Paice, los prodigios vocales de Gillan y los potentes punteos de Glover. Él fue el creador del estribillo de Smoke on the water. Posteriomente Deep Purple fue cambiando de componentes (David Coverdale, Glenn Hughes, Tommy Bolin,…) pero la cosa ya no era lo mismo. En 1975 creó un fugaz grupo llamado Paice, Ashton & Lord hasta que, dos años más tarde, se unía al grupo que comandaba el sucesor de Gillan en los Purple, David Coverdale, llamado Whitesnake donde estuvo ocho años. En 1984, los añorados y más emblemáticos miembros de Deep Purple volvían a reunirse. En 2002, Jon Lord dejaba definitivamente la formación cansado de las continuas giras. 

Hace un año su web informaba de lo siguiente: “Me gustaría que todos mis amigos, seguidores, fans y compañeros de viaje supieran que estoy luchando contra un cáncer y que, en consecuencia, me tomaré un descanso de las actuaciones mientras dure el tratamiento y la cura. Seguiré escribiendo música, en mi mundo simplemente ha de ser parte de la terapia, y espero de todo corazón estar de vuelta en buena forma el próximo año". 

Jon Lord, rest in peace.


martes, 17 de julio de 2012

Y lo más jodido es que nos jodemos

Su intención no era subir los impuestos argumentando, entre otras cosas, que “nunca se ha salido de una crisis subiendo los impuestos” o “subir impuestos es un insulto a los españoles”; aseguró no meter la tijera en sanidad, educación y pensiones, rechazaba la amnistía fiscal por considerarla “antisocial, injusta e impresentable”, dijo que daría siempre la cara y, entre los blogueros ya se le conoce como Mariano Rajao; dijo que “la subida del IVA era el sablazo que el mal gobernante le pega a todos sus compatriotas”; aseguró que bajarían el IRPF; certificó que, a diferencia de los anteriores gobernantes, no pensaba dar ningún dinero público a la Banca; tras fuertes críticas a los que incumplieron la promesa de subirles el sueldo a los funcionarios, no sólo no los suben ahora sino que los bajan; adjetivó como “disparate” la supresión de la desgravación por vivienda; dijo que la jubilación a los 67 años era “absolutamente inviable”; criticó hasta quedarse afónico a los que, según él, iban a amnistiar fiscalmente a los que no pagaban; por activa y por pasiva dijo tajantemente que no iban a abaratar el despido; no se planteaba realizar el copago; se sulfuró con un “hasta ahí podíamos llegar” cuando se le comentó tocar la prestación por desempleo a la gente que había estado trabajando; aseguró que nunca se quejaría de la “herencia recibida por el gobierno anterior”; reduce la cantidad máxima aportada por FOGASA a todos aquellos trabajadores que, por motivos sexuales del empresario –es decir, por salirle de los cojones-, han decidido cerrar su empresa dejando a sus asalariados sin indemnización y, muchas veces, sin finiquito; abarata los despidos con la argumentación que “generará más trabajo”; acepta la ayuda económica para los bancos pero con la prohibición de considerarla rescate; la ayuda inicial a la “irreprochable y saludable” banca española ascendía a 65 mil millones de euros o, para que se vea más visual, €65.000.000.000.-, curiosamente la misma cantidad que el gobierno se ha propuesto ahorrar con todos los recortes que, obviamente, cargarán sobre los trabajadores que vieron como sus ahorros se iban por la escotilla abierta de los submarinos de Bankia (la fusión de Caja Madrid, Bancaja y las cajas Insular de Canarias, Laietana, Ávila, Segovia y Rioja), Banco Base (CAM, Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura), Banca Cívica (Caja Navarra, Caja de Burgos, Caja Canarias y Cajasol), Mare Nostrum (Caja Murcia, Caixa Penedés, Caja Granada y Sá Nostra), CatalunyaCaixa (Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa), NovacaixaGalicia (la unión de las dos cajas gallegas, CaixaNova y Caixa Galicia), Caja España y Unnim (Caixa Sabadell, Caixa Terrasa y Caixa Manlleu). 

Por una serie de leyes de la inconsciencia, incoherencia, estupidez y ley de Murphy al cubo, el partido de la gaviota vencía las elecciones por mayoría absoluta, lo que indica que una gran parte de sus votantes… ¡fueron trabajadores! 

Me puedo considero una persona cabal, racional, un tanto inteligente y algo lista. Entonces… ¿alguien puede explicarme, en lenguaje coloquial, cómo pudo ser posible esta incongruencia? ¿Quizás tiene la misma explicación que lo que ocurrió en la época del chapapote? Por si no lo recuerdan, el mismo partido en el poder actualmente, gobernaba también en esa época y, curiosamente, su actual líder es el que habló de los “minúsculos hilillos de plastilina” que estaban saliendo por los agujeros del petrolero hundido frente a la costas gallegas. Pues bien, a pesar de las horas y horas de imágenes en televisión, a pesar de las gentes voluntarias y los “nunca mais”, el Partido Popular venció en todas las poblaciones afectadas por la riada de petróleo. Dijeron que era lógico porque habían pagado un pastón a los afectados pero… ¿y ahora? ¿También han pagado un pastón a todos los currantes que los votaron? Joder, entonces no soy tan listo ni inteligente como me imaginaba porque yo no me enteré. Debe ser eso porque, sino, puedo prometer y prometo que no entiendo nada. 

Mientras tanto las tiendas vacías, las pymes desapareciendo, las grandes superficies con permiso para abrir a cualquier hora, las ERE como las setas, los pobres más pobres y los ricos más ricos –y prometiendo que, si son buenos y legales, sólo tendrán que pagar un 10% de lo impagado-. Pero, por encima de todo, los hijos de puta mucho más hijos de puta. 

¡Ah! Me olvidaba recordar que una desgraciada descendiente de corruptos que nunca en su prostituida vida ha tenido que mover un dedo para estar en una poltrona, grazna, hoza, rebuzna, muge y gañe en pleno Congreso de los Diputados, un claro y diáfano “¡que se jodan!” mientras aplaude a su líder, a ese líder que, si todo sigue así, habrá de considerar producto de primera necesidad los dodotis en un breve plazo de tiempo porque, sino lo remedia, la riada de mierda será de una altura considerable.

sábado, 14 de julio de 2012

GATACA de Franck Thilliez

Un padre infanticida apuñalado en su coche en el bosque de Vincennes. El cadáver de una estudiante de biología descubierto en la jaula de un primate, aparentemente asesinada por uno de los animales. Los restos de una familia de neandertales a los que mató un cromañón hallados en una grieta en la cumbre de un macizo alpino. El asesino de niños Grégory Carnot encontrado muerto en su celda. Un médico obstetra que investiga sobre genética salvajemente asesinado en su domicilio de Montmartre. ¿Qué invisible hilo une estos crímenes atroces, cometidos con 30.000 años de diferencia? Destrozada por una terrible pérdida, devorada y espoleada por el odio, Lucie Henebelle se lanza sobre la pista de los asesinos junto a Franck Sharko, igualmente incapaz de olvidar la terrible experiencia vivida. Una investigación que, a través de la genética, les conducirá a las raíces del mal. 

Opinión: Vuelve a la carga Frank Thilliez con sus personajes Franck Sharko y Lucie Henebelle, los dos más destrozados si cabe que en la primera parte del díptico dedicado a la violencia, y del que he hablado recientemente, El síndrome E. 
En este segundo episodio, tal y como expresa el mismo Thilliez, se ha basado en la violencia en sentido horizontal, iniciando la historia en la prehistoria hasta llegar a nuestros días. Con su literatura oscura, hiriente y, a veces, claustrofóbica, Thilliez nos adentra en los genomas del ADN y las letras A, G, T, y C de la secuencia del ácido desoxirribonucleico. 
Reconozco que en algunos episodios he encontrado la novela cargante y repetitiva, exasperante y descriptiva hasta decir basta, pero tras terminar sus seiscientas páginas –y siendo consciente que, en mi opinión, no llega a la altura de El síndrome E-, GATACA te hace desear que la nueva novela protagonizada por Sharko y Henebelle llegue pronto a las estanterías. Por cierto, dicen que pueden leerse independientemente. Quizás sí, pero yo recomiendo que se lea primero El síndrome E y luego GATACA; hay demasiados sentimientos en la segunda que, si no has leído la primera, te desorientan un poco. 

Valoración (de 0 a 10): 7,6

El síndrome E de Franck Thilliez

Un hecho muy extraño altera el verano de la teniente de la policía de Lille Lucie Henebelle: un ex amante suyo se ha quedado ciego cuando visionaba un cortometraje que acababa de comprar al hijo de un coleccionista recientemente fallecido. Una película muda, anónima, con un toque diabólico y enigmático. A 300 kilómetros de distancia, el comisario Franck Sharko, de la policía criminal, acepta volver al servicio bajo la presión de sus jefes tras haber abandonado el departamento. Se han hallado cinco cadáveres que resultan imposibles de identificar. Al tiempo que Lucie descubre los horrores que oculta la película, una misteriosa llamada le informa de la relación entre el filme y la historia de las muertes, y hace que Lucie y Sharko, dos seres absolutamente distintos, y quizás por ello tan cercanos, se encuentren para investigar lo que parece el mismo caso. 

Opinión: Quizás fue que su portada la veía en los escaparates de todas las librerías o, quizás que la misma portada, con la ilustración Shadows of the World de la jovencísima artista bielorrusa Marina Lie, ya me atrapaba. El hecho es que, finalmente, cayó en mis manos El síndrome E de Franck Thilliez y, como últimamente el thriller francés me atrae –con ejemplos como Jean-Christophe Grangé, del que he escrito recientemente, o Bernard Minier con su Bajo el hielo de la que hablaré en breve-, no dudé en adentrarme en las violentas y sórdidas aventuras que le ocurren a Franck Sharko y Lucie Henebelle desde los barros bajos el El Cairo hasta los orfelinatos de Canadá

Dura, a veces muy dura, pero con una historia muy bien entrelazada, con unos personajes ásperos, rugosos y atrayentes –mención especial al comisario Sharko- y un final del que leído variedad de opiniones, desde que es una vuelta más de tuerca hasta que es incomparable. Mi opinión del final está en el ecuador de las dos mencionadas aunque, no puedo negar que fue la guinda para conseguir la segunda parte de este díptico dedicado a la violencia, que Franck Thilliez y que lleva por título GATACA.
En definitiva, si eres de los que apartaste la vista viendo las cabriolas circenses de Linda Blair en El exorcista no te lo recomiendo, pero si disfrutas con los paisajes oscuros de la novela negra escandinava y no te desequilibras leyendo sobre asesinatos un tanto especiales, deberías ya tener en tus manos El síndrome E.

Valoración (de 0 a 10): 8,5

viernes, 13 de julio de 2012

Esclavos de la oscuridad de Jean-Christophe Grangé

Una novela deslumbrante que explora el filo entre la vida y la muerte, lo divino y lo satánico. Tras el intento de suicidio de su mejor amigo, un policía decide investigar las razones que lo llevaron a tomar esa decisión. En el camino a la verdad descubrirá prácticas satánicas, drogas africanas y una serie de asesinatos horrendos sin explicación. Las víctimas comparten solo una cosa en común: experimentaron la muerte. ¿Cómo puede revivir alguien clínicamente muerto? ¿Qué ocurre si en vez de ver la luz, vio las tinieblas? Una novela diabólica con todos los ingredientes para convertirse en un éxito y una referencia del género, por el maestro del thriller e indiscutible que nos acerca a una de las realidades más sorprendentes e intranquilizantes de la medicina moderna: las experiencias de muerte inminente. 

Opinión: La primera novela que leí de este escritor y periodista parisino fue Los ríos de color púrpura, una novela que, posteriormente fue brillantemente llevada al cine por Mathieu Kassovitz con Jean Reno y Vincent Cassel haciendo dos trabajos interpretativos inmensos. Más tarde, El imperio de los lobos me volvía a absorver, al igual que la película, curiosamente protagonizada por Jean Reno. En 2007, se editaba La línea negra, una novela brutal en todos los sentidos de la palabra. Más de una vez, mientras la leía pensaba si esta novela también podría ser llevada al cine. Hasta ahora no lo ha sido y dudo mucho que esa crueldad la pueden plasmar en la pantalla. 
A pesar de dejarte noqueado, disfruto con la literatura de Jean-Christophe Grangé y su visión particular del thriller. Y leyendo Esclavos de la oscuridad me lo ha confirmado. 
Monsieur Grangé ha escrito una novela que te atrapa, te voltea, te marea y te escupe como, si desde el principio hasta el final, no hubieras sido más que un simple pollo en la garganta. Ahora bien, no puedo negar que hay momentos que la lectura se torna cansina, un tanto repetitiva y los datos empiezan a bailar frente a tus ojos. 
No por ello dejaré de creer en Grangé y en el thriller francés. 

Puntuación (de 0 a 10): 8,2

La vergonzosa e histriónica verdad

Me comentan que este artículo, escrito por el doctor en ciencias económicas y, actualmente, profesor de la Columbia University, Xavier Sala i Martín fue retirado de la versión digital de LA VANGUARDIA. No sé si es cierto, pero el artículo bien merece la pena que quede para la posteridad de nuestros descendientes; para que, como se dijo en su día –y para lo que sirvió- “¡nunca mais!" 


A ver… Pensemos... 
Si el peor enemigo de un país diseñara un plan para destruir su economía, ¿qué haría? Pues supongo que intentaría desacreditar sus instituciones más importantes para sembrar la desconfianza entre los ciudadanos y que estos dejaran de consumir e invertir. La estrategia podría empezar por desprestigiar a la primera autoridad (sea rey o presidente de la república) llevándole a cazar elefantes con una señorita alemana. En medio de la cacería le obligaría a resbalar y a romperse la cadera para que tuviera que volver urgentemente a su país. Así todo el mundo vería cómo se gasta decenas de miles de euros en un momento en que sus conciudadanos se hunden en la miseria. 
Para rematar la faena, forzaría a un familiar próximo (por ejemplo, un yerno) a apropiarse de millones de euros explotando su influencia y luego expondría sus travesuras a la luz pública. 

Es importante empezar sembrando dudas sobre la conveniencia de mantener en el poder a la primera familia del país 

A continuación exigiría a los miembros del Parlamento que siguieran una regla simple: “Vota siempre lo contrario de tu adversario incluso cuando tiene razón e incluso cuando propone lo mismo que proponías tu en la anterior legislatura”. 

Es crucial que la ciudadanía pierda la confianza en su clase política. 

Seguiría con los más altos órganos del poder judicial. Por ejemplo, haría que el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial se gastara dinero público para pasar fines de semana románticos en la Costa del Sol con su chófer (masculino). 
Una vez malversado el dinero filtraría las facturas para desatar el escándalo y, acto seguido, haría que los jueces compañeros pusieran trabas a la investigación para proteger a su amigo. Intentaría que eso pasara justo en el momento en que alcaldes, presidentes de comunidades y parlamentos y altos cargos de las administraciones del Estado están siendo juzgados por corrupción… ¡por esos mismos tribunales! 

La desconfianza en la justicia es el mecanismo más seguro para hundir a un país. 

Una vez desacreditado el jefe del Estado, las altas esferas de la política y la justicia, iría a por las élites económicas. Aquí se podría lanzar un ataque contra uno de los empresarios más prestigiosos del país, posiblemente un banquero, destapando unas cuentas con miles de millones de euros en Suiza y, una vez destapado, haría que el Gobierno no le castigara. 
Además, indultaría a uno de sus altos ejecutivos previamente condenado por sentencia firme (Banco Santander). 
El siguiente paso consistiría en dilapidar miles de millones de euros de dinero público para evitar la quiebra de unos bancos y cajas por amigos, parientes y correligionarios políticos. Y lo haría justo en el momento de pedir sacrificios y recortes de miles de millones a los ciudadanos. 

Es esencial que la gente confunda libre mercado con amiguismo incestuoso entre poder empresarial y político. 

Sin abandonar el terreno económico, obligaría al Banco Central y a la Comisión Nacional del Mercado de Valores a autorizar la salida a bolsa de uno de los mayores Bankios del país, a sabiendas de que estaba arruinado. Eso haría que miles de ciudadanos perdieran sus ahorros comprando acciones de una empresa que ya estaba muerta antes de nacer 

Para hundir a un país, hay que conseguir que la gente de a pie pierda sus ahorros y que las entidades supervisoras que (en teoría) les protegen, contribuyan a su ruina. 

Y finalmente, pondría a un gobierno incompetente a la hora de gestionar problemas económicos. De hecho, lo haría durante dos legislaturas seguidas y con partido distinto en cada una de ellas. Eso demostraría que la incompetencia no es de un solo partido sino de la clase política en su conjunto. Los sucesivos gobiernos negarían las crisis económicas y echarían la culpa de todo a los extranjeros malignos. 

Como traca final, haría que las autoridades europeas rescataran al sistema bancario del país y obligaría al presidente del Gobierno a negar repetidamente que se trata de un rescate. También le forzaría a mentir argumentando que el rescate no tiene condiciones (o sólo “condiciones favorables”), cosa que los mismos europeos negarían unas horas más tarde. Eso refrescaría la memoria de todos, recordándoles que quienes mandan son los mismos que mintieron con los “hilillos de plastelina” y las “dos vías de investigación”. 
Es más, cuando la sociedad pidiera la comparecencia del presidente ante el Parlamento para dar explicaciones, le obligaría a decir (sin que se le escapara la risa) que su agenda internacional está tan llena que no hay tiempo para ir al Parlamento… y acto seguido cogería una avión oficial y me lo llevaría a ver un partido de fútbol con cargo al contribuyente. 

La mofa y el escarnio llegarían a todos los rincones del planeta: “You say tomato, I say bailout”. 
Esa sería la puya final ya que, unida al desprestigio de todas las grandes instituciones del país, eliminaría toda esperanza de salir del profundo agujero. Los ánimos de la ciudadanía se hundirían, por fin, en la más profunda depresión.

Y ese sería el plan que diseñaría el peor enemigo de uno.

¡Sí! Ya sé que es tan retorcido, maquiavélico y exagerado que parece improbable que nadie nunca lo pueda llevar a cabo…

Pero nunca digas nunca porque siempre puede aparecer un país de pandereta cuyo peor enemigo sea él mismo y cuyas instituciones, todas y cada una de ellas, estén dispuestas a desprestigiarse a sí mismas ante el asombro del mundo entero, para conseguir el objetivo común: ¡el autosuicidio!