sábado, 26 de noviembre de 2011

"Lumiere" de Dustin O'Halloran

Dustin O’Halloran nace en Arizona, se cría en Hawaii y se traslada a California donde conoce a Sara Lov creando el grupo Devics, con quien ha publicado cinco discos hasta la fecha. En el 2001 se traslada a vivir a Italia para, posteriormente, vivir una época en Berlín. Durante toda esta trayectoria personal, Dustin publica dos discos fuera de la trayectoria de Devics, titulados Piano Solos I y Piano Solos II, donde se le reconoce una notable influencia de compositores como Satie, Chopin y Debussy. Dustin O'Halloran, además ha compuesto la banda sonora de películas como Maria Antonieta de Sofia Coppola, An American Affair de William Olson y de la ganadora del último festival Sundance, Like Crazy, de Drac Doremus.

Opinión: Absoluta piel de gallina durante los cuarenta y cuatro minutos que dura Lumiere, cuarenta y cuatro minutos donde la mente no deja de bailar sola, como si fueras un derviche, alrededor de las notas de piano y violín que Dustin O’Halloran lleva hasta la belleza más deslumbrante, hacia la perfección de los sentidos musicales, hasta donde cada uno desea que vaya su propia melodía de la vida. Lumiere es un álbum sublime, rozando lo divino y del que no se puede remarcar más un tema que otro porque es imposible, porque las nueve composiciones que incluye son auténticas obras de arte, aunque personalmente no dejaría de escuchar A Great Divide y Fragile nº 4 una y otra vez. En su página web se describe la relación que podría exisitr entre su trabajo musical y la relación del pintor con sus lienzos; pues bien, estoy totalmente de acuerdo con quien lo escribe: “Lumiere es una fusión de todo lo que la música de Dustin O’Halloran ha estado transmitiendo y es un paso adelante sin precedentes en lo referente a la paleta tímbrica, la armonía de colores, la intriga sensorial y una profunda conciencia del espacio. Capaz de visualizar sus composiciones tan vívidamente como un pintor puede ver su propio trabajo, la expresividad de Dustin no tiene comparación”.
Y mientras escribo esto, las últimas notas de Snow + Light fluyen como gotas de rocío sobre las hojas de un otoño límpido, puro y mágico; descubriendo que la belleza en su más alta expresión siempre poseerá retazos de tristeza.

Valoración personal (0 a 10): 9,5

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Cincuenta años tengo, mi amor

Pues no, no los aparento ni los quiero aparentar.
Porque yo soy el primer sorprendido que un tipo que sigue creyendo que Peter Pan puede haber existido, que sigue haciendo las mismas gansadas de siempre, que la música que le gusta escuchar no es tan sólo la de los 70 u 80 sino la de los últimos cinco años, que disfruta con un cómic como si fuera el primero que leyera, que se sigue comiendo las uñas y las pieles durante los ataques nerviosos como si estuviera frente a un examen de bachillerato, que disfruta con las bromas y las tonteridas, que sigue sin ver el mundo en blanco y negro sino con más tonalidades que antes si cabe, que se emociona cuando falta poco para quedar con los amigos, que las neuronas sexuales se le siguen enloqueciendo a diario cuando ve a su pareja salir de la ducha, que persiste la electricidad en sus manos cuando la excitación ante la posibilidad de vivir algo inhabitual se acerca, que se emociona frente a los documentales de viajes y naturaleza soñando que, algún día, él será el que esté allí, que piensa que las visitas a países cercanos ya los realizará cuando mee Calisay porque ahora sigue teniendo valor, fuerza y coraje para las aventuras y que sigue con entusiasmo el parto del libro que lleva escribiendo desde hace diez años como si tuviera veinte; pues que debería estar prohibido que a un tipo así, en su documentación constara que tiene cincuenta años, joder.

Mi mente no tiene cincuenta años. Mi sonrisa, mi piel, mi fuerza, mis ganas, mi ilusión, mi compromiso, mi energía, mi magia no tiene cincuenta años a pesar que mis piernas, mi lumbago, mi vista, mis flatulencias, mis articulaciones, mis manos, mis dedos, mi pelo canoso y mis arrugas quieran demostrarme lo contrario, especialmente a primera hora del día y a última de la noche.

Pero yo seguiré en la lucha; y como siempre he pensado que el cuerpo es una maravillosa unión de estados independientes regidos –o eso, cree él-, por el cerebro, yo también seguiré siendo un iluso creyendo que yo domino mi mente, por lo que puedo dominar mi cuerpo.

Y me quedo tan tranquilo. 

Hasta el próximo achuchón.

martes, 1 de noviembre de 2011

"Mylo Xyloto" de Coldplay

No lo negaré, cuando empezaron a escucharse sus canciones no me interesaron, pero al ser el grupo preferido de Kharma, y a fuerza de tenerlos como música de fondo en el coche o en casa, fui paladeando lentamente sus texturas. De Parachutes a Viva la Vida or Death and All his Friends con majestuosas obras de arte como Yellow, Don’t Panic, Clocks, A Rush of Blood to the Head, Fix You, Speed of Sound, The Hardest Part, Cemeteries of London, Violet Hill y, por supuesto, Viva la Vida, fueron convirtiéndose en parte importante de la banda sonora de mi vida.

El pasado veinticuatro de octubre, recién bajados del Southern Railway en London Victoria, entrábamos en la tienda HMV de la estación y comprábamos Mylo Xyloto. Desde aquel día he leído y escuchado montones de críticas y comentarios acerca del último trabajo de Coldplay, casi todas de un tono más bien negativo. Pues bien, señoras y señores, ladies and gentlemen, ninios y ninias, no se me cae ningún anillo al anunciar en voz alta y sin temor a que me tiren tomates que Mylo Xyloto es, en mi opinión, el trabajo más bien producido, trenzado y arreglado que Guy Berryman, Jonny Buckland, Will Champion y Chris Martin han realizado hasta la fecha y, básicamente por un motivo muy concreto, porque, excepto algún retazo muy aislado –por ejemplo el tema Hurts Like Heaven-, todo el álbum es una casi perfección sonora. Temas como Paradise, Major Minus, U.F.O., Up In Flames y Don’t Let it Break your Heart son de una belleza inquietante, de un subidón efervescente y analgésico -y, desde aquí parto una lanza en favor deltrabajo de producción y arreglos del grandioso y genial Brian Eno-. Como podéis observar, no he hablado de los dos temas más comerciales, como son Every Teardrop is a Waterfall y el tema cantado con Rihanna. Del primer tema no comento nada –he odiado siempre el tema El Ritmo de la Noche-, y del segundo…, bien Rihanna tiene una buena voz y no desentona entre los riffs guitarreros de Jonny en el tema Princess of China.

En definitiva, un muy buen trabajo discográfico que vence sin ningún obstáculo las posibles comparaciones con sus anteriores trabajos. Además, y seamos sinceros, qué artista no le gustaría llegar a editar su quinto álbum de estudio con las expectativas que había generado Mylo Xyloto y, además, conseguir este increíble resultado.

Valoración personal (de 0 a 10): 9,2