domingo, 21 de agosto de 2011

Barça vs Madrid vs Barça vs...

Fantástico y rotundo el artículo publicado por David Torras en el Periódico de Catalunya de ayer hablando de la final de la Supercopa de fútbol, bajo una perspectiva barcelonista. Por este motivo, lo transcribo casi íntegramente:
“… Imaginaos que hace tres años Laporta y Txiki hubieran hecho caso a los que pedían a Mourinho a gritos –como entrenador del Barça-, los mismos que ahora reniegan y lo crucifican en las portadas que antes lo honraban y advertían de la temeridad de dejar el equipo en manos de un becario: Guardiola. Imaginaos que el Madrid hubiera apostado por Michel, por poner un ejemplo, y que, dentro y fuera del campo, frente a la pizarra y frente a los micrófonos, hubiera actuado como Pep. Once títulos y ni una sola mala palabra.
Imaginaos que en estos tres años, el Barça se hubiera gastado más de 500 millones en fichajes y el Madrid hubiera seguido celebrando títulos, con un 2-6 en el Camp Nou, un 5-0 en el Bernabeu, tres Ligas, dos Champions y un equipo con más jugadores de la cantera que el de la Quinta del Buitre. Y ahora, dejaos llevar. Imaginaos que todo lo que ha dicho y hecho Mourinho en el Bernabeu lo hubiese hecho en el banquillo del Camp Nou. Pasad lista: Preciado, el Málaga, los árbitros, la UEFA, el teatro, Unicef, los gestos racistas, el dedo en el ojo… seguid, seguid, que aún hay más. Y delante, Michel, como si fuese Guardiola.
Ahora, salid del Barça y del Madrid y dad una vuelta por la selección. Está Del Bosque y los campeones de Europa y del mundo. Ocho son del Madrid y la única pieza de peso del Barça es el portero. Todos a los pies de España y del Madrid. Todos menos el Barça cabreado de Mourinho que, en medio de infinidad de acusaciones, deja ir que quizás ganan porque van dopados.
¿Os lo imagináis? Imposible…”
Lo dicho, un excelente artículo que debería hacer subir los colores a más de uno, si es que éste más de uno tiene colores, porque hay mucha gente que todavía vive en la época del blanco y negro de Gento y Puskas, incluso sin haberlos conocido. Qué pena.

sábado, 13 de agosto de 2011

La intimidad del restaurante Llantia

Ayer fue el aniversario de Karma, y tras las múltiples penurias laborales del pasado, decidimos darnos un gustito culinario y realizar lo que tanto nos gusta, descubrir restaurantes.
Esta vez nos decidimos por Llantia, acogedor e íntimo lugar situado en la en la calle Brossolí número cinco, una estrecha calle que une las de Argentería y Banys Vells, a escasos metros de Santa María del Mar.
La decoración es muy agradable, con multitud de objetos étnicos decorando sus paredes, con una iluminación muy acorde con su filosofía, esto es, un rincón relajado, repleto de intimidad, para saborear de la compañía con la que vas y aderezado con una música que va desde la puramente étnica, pasando por el lounge tipo Fernando Aubede y con gotas de smooth jazz.
La comida nos dejó, y nunca mejor dicho, un muy buen sabor de boca, no sólo por la calidad de sus platos sino por la excelente relación calidad-precio, ya que el precio del menú (primer y segundo plato más postre, bebidas y pan no incluido) es fijo, 21,50€.
La carta es una fusión de diversas cocinas internacionales, con unas ensaladas de primero, destacando la mikonos y la de peras al roquefort. Muy recomendable el hulan turco con hummus árabe, pimientos especiados y pan de pita. Y de postre un exquisito yogur griego, Agno Kolios, con nueces y uvas pasas, así como el pecado de chocolate con salsa amarga de naranja.
En resumen, en un ambiente muy confortable, rodeados de una decoración, una música y un servicio muy acogedor, Karma y yo vivimos una cena con una magia especial.
Llantia es un restaurante muy recomendable para todos aquellos que buscan un rincón de paz en la ruidosa, pero única, Barcelona.

jueves, 4 de agosto de 2011

"Departamento Q" de Jussi Adler-Olsen

En Copenhague, el policía Carl Mørck está atravesando una de las épocas más negras de su vida. Tras ser sorprendido por el ataque de un asesino, un compañero suyo resulta muerto y otro gravemente herido. Su sentimiento de culpabilidad aumenta cuando su jefe y la prensa dudan de su actuación. Relegado a un nuevo departamento dedicado a casos no resueltos, Carl Mørck ve una oportunidad de demostrar su valía al descubrir las numerosas irregularidades cometidas en el caso de Merete Lynggaard. Cuando en 2002 esta mujer, una joven promesa de la política danesa, desapareció mientras realizaba un viaje en ferry, la policía decidió cerrar el caso por falta de pruebas. Sin embargo, Merete Lynggaard sigue viva aunque sometida a un terrible cautiverio. Encerrada y expuesta a los caprichos de sus secuestradores, sabe que morirá el 15 de mayo de 2007. Carl Mørck ha de utilizar todo su ingenio e intuición.

Opinión: Nos encontramos frente a una de esas novelas a las que yo bautizo como Dragon Khan, es decir, capítulos que te llevan hasta arriba y otros que te llevan tan abajo que, si lo hubieras sabido antes, te los habrías saltado. Ahora bien, los dos personajes principales, el subcomisario de la policía danesa Carl Mørck y su astuto ayudante-chófer-enigma-cocinero Hafed-el-Assad, son realmente interesantes y espero que el éxito de su primera aventura juntos, subtitulada “La mujer que arañaba las paredes”, no sea la única que se publique de esta curiosa pareja en el recién creado Departamento Q. De hecho, Jussi Adler-Olsen ya lleva publicadas cuatro de esta saga en su Dinamarca natal. Tan sólo deseo que el que traduzca el próximo título se olvide un poco de las reminiscencias Stieglarssonianas y se olvide de las mujeres arañando paredes porque el título original es “La mujer en la jaula”.

Valoración personal (0 a 10): 7,2

miércoles, 3 de agosto de 2011

"Forget Gravity" de Ganga

Ganga es el seudónimo del músico danés Christian Ronn, el cual, hasta la fecha, lleva publicados cuatro álbumes.
Su primer trabajo, publicado en 2005 y titulado “I Dream About Trees” me lo pasó su representante en el Reino Unido porque sabía que yo estaba preparando un recopilatorio de músic chillout y downtempo. Como habíamos hecho algún que otro negocio de licencia juntos en el pasado, ya conocía un poco mis gustos musicales y no dudó en mandarme un sample del “primer trabajo de un chaval danés muy bueno”. Lo escuché y me hechizó, especialmente la mágica y alucinante canción titulada “Don’t Cry”.
Cuando dejé el mundo de la música, no por ello me olvidé de mis contactos internacionales ni ellos de mí. Dos años después recibía una muestra de su segundo álbum, “Don’t wake me up”. Sinceramente, me esperaba más de él, quizás porque el primer trabajo me había dejado tal buen sabor de boca que, al escuchar éste segundo CD, quedé un poco decepcionado.
Durante un tiempo perdí la pista de varios músicos pero, en 2010 supe que se editaba el tercer álbum de Ganga con el escueto nombre de “Gaia”. Aun siendo un poco mejor que el anterior, “Gaia” seguía sin llegar al nivel del primero, y me inquieté… hasta que he escuchado “Forget Gravity”, editado el pasado diez de junio. ¡Qué pasada! Christian Ronn ha vuelto por sus fueros –quizás, y esto es opinión totalmente personal, porque ha dejado un poco de lado la dichosa guitarrita y vuelto a sus raíces de cajas de ritmos, teclados y fusión de estilos-, y escuchar temas como “Winter Fiesta” y “Clouds” me ha permitido ampliar de nuevo mi voto de confianza hacia Ganga, a la espera que su próximo trabajo sea tan increíble o más que “Forget Gravity”.

Valoración personal (0 a 10): 8

martes, 2 de agosto de 2011

La sonrisa de Huguet

La semana pasada se dio a conocer el fallo del caso Hacienda, donde se procesaba a varios exinspectores de Hacienda y empresarios de renombre bajo, entre otros, los cargos de soborno y falsedad documental.
No voy a hablar de las medidas cautelares, peticiones del fiscal y sentencias. Aunque todos tengan condenas de varios años de prisión, creo que ninguno de ellos la pisará; pero este es otro tema, tema delicado pero no es el motivo de este escrito.
El principal motivo por el que me he puesto frente al teclado ha sido una cara, una sonrisa que vi en televisión; una faz sonriente bajo una nariz medio aguileña que aguantaba unas gafas de sol, toda esa cara perteneciente a un personaje que salía del juzgado cogido del brazo de otro personaje con traje y corbata, lo que me llevó a pensar que era su abogado.
Ese personaje se llama Josep Maria Huguet, ex jefe regional de Hacienda en Catalunya y, por lo que leído y escuchado, cerebro de la trama entre inspectores y empresarios, y su sonrisa saliendo del juzgado tras escuchar la sentencia condenatoria –exactamente de trece años, que se han convertido en libertad bajo fianza, retirada de pasaporte y obligación de comparecer los días 1 y 15 de cada mes frente a la sala de la Audiencia o en el juzgado de la población de residencia- me produjo repulsión, asco, náusea, empalago, aversión, hartura, irritación y todos sus respectivos sinónimos.
Josep María Huguet era el jefe regional de Hacienda, aquella parte de la administración del Estado que, durante varios años nos estuvo bombardeando con la frase “Hacienda somos todos”. Pues bien, en vista de los hechos, creo que el lema del señor Huguet era el mismo que el de los tres mosqueteros, “uno para todos y todos para uno”. Y, ni corto ni perezoso, lo que era de todos se convirtió en suyo.
Ahora sí, como tantos otros encorbatados –recodemos a Millet, de la Rosa, Conde, Montull, etc.-, no está en la cárcel. ¿Por qué ha de ir? Si lleva traje caro, corbata y maletín de piel se le considera un pilar de la sociedad, nunca se les podrá comparar con esa gentuza que roba en un súper algo de comida porque no tiene dinero, ¿no? Esos sí que van a la cárcel, sea con pasaporte o sin papeles.

Los mossos, un servicio... ejem... público

Hace unos días hubo un desahucio en el barrio del Clot. A una familia que llevaba más de veintiséis años viviendo de alquiler en el mismo piso de la calle Andrade de Barcelona los echaron por la fuerza porque el Tribunal Supremo dio la razón a los propietarios del inmueble cuando éstos decidieron subir el alquiler más de 300%.
Ese día, el Clot se levantó con un silencio tenso. Vecinos, amigos y simpatizantes del movimiento 15-M se apostaron frente al edificio para mostrar su protesta ante tamaño abuso de poder y, de este modo, dar su cálido y físico apoyo a los cuatro miembros de la familia que, tras muchos años de litigios, veía como la incongruencia jurídica los echaba de las paredes que durante un cuarto de siglo habían estado limpiando diariamente.
Llegó la hora del desahucio y una amplia, extrañamente amplia, dotación de furgonetas de los mossos, apareció por las calles, bajando una gran dotación de miembros de la policía autónoma con su uniforme de “vamos a dar hostias” de gala, esto es, porra larga, cascos –que ya quisieran los defensores del fútbol americano para ellos-, chalecos y escudos de plástico duro. Frente a ellos, un centenar de vecinos y familiares cogidos codo con codo.
Y se inicia la carga. Las porras dan más vueltas que las aspas de los molinos, los mossos de cascos de rugby y pañuelos o pasamontañas tapándoles medio rostro pero dejando al descubierto sus ojos, esos ojos sin alma, sin humanidad, con esa mirada utilizada por los soldados alemanes que vigilaban los campos de concentración, y que mostraron al terminar la guerra cuando se justificaron frente a sus vencedores argumentando que ellos sólo cumplían órdenes.
Vecinos jubilados con golpes en la cabeza y sangre cayéndoles por la frente porque decidieron devolver alguno de los golpes que los mossos les propinaban, jóvenes arrastrados como fardos por la calle, agarrados por las axilas por manos enguantadas en guantes duros y negros.
Y todo eso salió por la televisión. Y mientras lo veía sentado en mi sofá, con la boca abierta, alucinado y sorprendido, una sola pregunta me taladraba la cabeza, sabiendo que nadie me la respondería… cuando la policía atacó tan duro, ¿a quién estaba defendiendo? Y, partir de ahí, se me agolpan las preguntas como; ¿debe ser tan duro con el público un servicio público como la policía cuando está “defendiendo” causas privadas? ¿desahuciar a una familia con violencia provoca sentimiento de culpa una vez llegas a casa o, quizás, se duerme como un lirón porque se han cumplido las órdenes dadas y, asimismo, con el deber? ¿Alguien podría explicarme de una vez por todas la diferencia entre derechos y deberes? Es que veo demasiadas veces que, cuando no cumples los deberes, muy derecho no te quedas.