jueves, 26 de diciembre de 2013

Mal día para la lírica


Ha muerto mi tocayo Germán Coppini
Ha muerto el día de Navidad... y ha muerto a mi misma edad.

Ha muerto la voz de uno de los grupos que mejor sintetizaron el poder del pop español de los ochenta, Golpes Bajos, aquel grupo que, junto a Teo Cardalda –multiinstrumentista, compositor y, posteriormente, creador del grupo Cómplices junto a su pareja sentimental María Monsonís-, Luís García como bajista -y miembro a posteriori de otro grupo gallego de referencia, Semen Up- y Pablo Novoa a las guitarras, confeccionó temas tan increíbles, absorbentes y bellos como “Malos tiempos para la lírica”, “No mires a los ojos de la gente”, “Cena recalentada”, “Escenas olvidadas” o “Fiesta de los maniquíes”.

Muchos también lo recordarán como uno de los componentes del grupo Siniestro Total, pero yo me quedo con su ahogada desafinación y brutal dejadez cantando aquellos versos musicales: 


No mires a los ojos de la gente, 
me dan miedo, siempre mienten. 
No salgas a la calle cuando hay gente, 
¿y si no vuelves?, ¿y si te pierdes?, 
¿y si te pierdes? 
 Escóndete en el cuarto de los huéspedes, 
solas a oscuras, no pueden verte. 
Seguro que en la calle ahora habrá gente, 
alguien te busca, alguien lo siente, 
alguien lo siente. 
 Quédate a mi lado, 
no te marches más.

domingo, 8 de diciembre de 2013

No digas que fue un sueño

El pasado mayo, la editorial donde trabajaba como director comercial, decidió rescindir mi contrato laboral por motivos económicos. No hablaré ni comentaré si los motivos eran razonables o no aunque, con toda sinceridad y reflexionando desde la perspectiva de a toro pasado, que les den morcilla malagueña. 
Pero lo que sí tuve claro, desde el segundo posterior a escuchar en boca del propietario de la editorial que estaba sin trabajo fue que, por la situación laboral actual y mi edad –a pesar de haber sido durante más de veinte años director comercial y de marketing en varias empresas-, no encontraría trabajo. Tenía solamente seis meses de paro a partir de ese momento, por lo que era imprescindible tomar una solución y tomarla de inmediato. Y, obviamente, la primera y única idea fue montar mi propio negocio. Pero, ¿de qué debía ser el negocio?


Cuando tenía veintipocos años creé en mi mente la idea de un negocio, un negocio que no existía, original, innovador y vinculado al mundo del turismo –el cual, junto a la música, siempre ha sido mi gran pasión-. Pero no pude llevarlo a cabo por motivos económicos. La inversión inicial era demasiado alta para mi propio bolsillo y, desgraciadamente, nunca he conocido un mecenas al que pudiera expresarle mi idea; por lo que, treinta años más tarde de esa creación mental, me encontraba en las mismas, sin un puto euro que desembolsar –por lo que ahora ya puedo asegurar que me iré con ese plan de empresa a la tumba. Y lo más curioso es que sigue sin existir un negocio, no ya en España sino en todo el mundo del turismo, parecido a ese, llamémosle ya de este modo, sueño o ilusión-. 


Y le di a la cabeza, y el tiempo iba pasando, inexorable, impersonal, sin sentimientos, sin tregua, sin pausa y demasiado rápido. Hasta que se presentó la oportunidad cuando, a pocos metros de mi casa, el propietario de una tienda con más de quince años de antigüedad y con clientela fiel la traspasaba por motivos de salud. Y tras varias reuniones, tras muchos estudios de pros y contras, tras muchas conversaciones con gente diversa, tras comprobar el incondicional apoyo de Karma en mí y mis fuerzas, me lié la manta a la cabeza. Desde el pasado uno de agosto soy el propietario de La teva Botiga.


Se me ha preguntado si La teva Botiga es mi sueño, y debo decir que en este punto mis dedos han parado de escribir durante varios minutos para concretar muy bien la respuesta. Y soy claro. La teva Botiga no es un sueño hecho realidad, pero sí es una realidad soñada, y eso es lo que importa. No dependo de nadie más que de mí mismo, si acierto con las decisiones diarias que conlleva conducir un negocio estaré satisfecho, y si la cago en mis decisiones me cabrearé conmigo, porque es MI negocio y no dependo de ningún directivo filibustero que pretenda ser el nuevo Bill Gates o Berry Gordy Jr.  y que no llega ni a la altura de Cañita Brava –y todos mis respetos a Cañita
He llegado al momento de mi vida en que sólo pido tranquilidad laboral, aunque parezca un contrasentido lo que digo cuando, en apenas cuatro meses, he adelgazado ocho kilos, trabajo una media de diez horas diarias y tomo algún que otro tranquilizante para dormir, pero vale la pena. Ya lo creo que vale la pena. 

No sé si, con esta parrafada he respondido a la pregunta de si es mi sueño o no. No lo sé pero, tomando como referencia el título de la novela que Terenci Moix escribió sobre Cleopatra y Marco Antonio, no digo que es un sueño… pero espero y deseo que se convierta en mi presente y futura tranquila realidad.