viernes, 13 de marzo de 2015

Thanks and goodbye sir Terry!

Ha muerto sir Terry.

Ha muerto uno de los poquísimos grandes referentes en mi vida.

Ha muerto uno de esos seres humanos que han vivido a lo largo de la historia y que no deberían haber muerto nunca, como Leonardo da Vinci, Marie Curie, Gandhi, Teresa de Calcuta, Martin Luther King,…

Ha muerto Terry Pratchett, y con él, Rincewind, lord Vetinari, Vimes, Zanahoria, Dosflores, la Universidad Invisible, toda la ciudad de Ankh-Morpork y todo el universo del Mundodisco. ¿Cuánta gente en la trayectoria de la humanidad podrá decir que, al desaparecer él desaparece todo un universo? Pues Terry Pratchett lo puede decir a mandíbula batiente.

Incluso, y de esto estoy seguro, cuando la muerte lo fue a buscar, Terry la miró a los ojos y, con esa cara de gnomo irónico, con esos ojos tras las gafas y bajo el gran sombrero, la miró directamente a los ojos y le dijo: “¿Estás seguro? Piensa que conozco a toda tu familia, y si me llevas contigo, toda ella también desaparecerá”.
Y la Muerte seguro que le respondió: “NO HACE FALTA QUE ME LO DIGAS. LO SÉ DE SOBRA. HACE AÑOS QUE SOY UN KEVIN”.

Desde El color de la magia, publicado a mediados de los 80, que he sido un kevin de la cabeza a los pies, esperando cada mes la llegada de una nueva entrega de las historias de los magos, los cuerpos del orden, las brujas o quien puñeta fuera, sólo para poder estar unos días disfrutando, gozando, riendo, sonriendo, admirando y, al terminar el libro, suspirando para que el próximo libro se publicara lo antes posible.

Muerto a los 66 años víctima del Alzheimer. ¡Cuántos fantásticos libros han quedado por escribir víctimas también de una enfermedad aberrante e inhumana!

Hasta siempre, sir Terry.

Pero, joder, ¿dónde irá ahora la Gran Tortuga A’Tuin?