sábado, 14 de julio de 2012

El síndrome E de Franck Thilliez

Un hecho muy extraño altera el verano de la teniente de la policía de Lille Lucie Henebelle: un ex amante suyo se ha quedado ciego cuando visionaba un cortometraje que acababa de comprar al hijo de un coleccionista recientemente fallecido. Una película muda, anónima, con un toque diabólico y enigmático. A 300 kilómetros de distancia, el comisario Franck Sharko, de la policía criminal, acepta volver al servicio bajo la presión de sus jefes tras haber abandonado el departamento. Se han hallado cinco cadáveres que resultan imposibles de identificar. Al tiempo que Lucie descubre los horrores que oculta la película, una misteriosa llamada le informa de la relación entre el filme y la historia de las muertes, y hace que Lucie y Sharko, dos seres absolutamente distintos, y quizás por ello tan cercanos, se encuentren para investigar lo que parece el mismo caso. 

Opinión: Quizás fue que su portada la veía en los escaparates de todas las librerías o, quizás que la misma portada, con la ilustración Shadows of the World de la jovencísima artista bielorrusa Marina Lie, ya me atrapaba. El hecho es que, finalmente, cayó en mis manos El síndrome E de Franck Thilliez y, como últimamente el thriller francés me atrae –con ejemplos como Jean-Christophe Grangé, del que he escrito recientemente, o Bernard Minier con su Bajo el hielo de la que hablaré en breve-, no dudé en adentrarme en las violentas y sórdidas aventuras que le ocurren a Franck Sharko y Lucie Henebelle desde los barros bajos el El Cairo hasta los orfelinatos de Canadá

Dura, a veces muy dura, pero con una historia muy bien entrelazada, con unos personajes ásperos, rugosos y atrayentes –mención especial al comisario Sharko- y un final del que leído variedad de opiniones, desde que es una vuelta más de tuerca hasta que es incomparable. Mi opinión del final está en el ecuador de las dos mencionadas aunque, no puedo negar que fue la guinda para conseguir la segunda parte de este díptico dedicado a la violencia, que Franck Thilliez y que lleva por título GATACA.
En definitiva, si eres de los que apartaste la vista viendo las cabriolas circenses de Linda Blair en El exorcista no te lo recomiendo, pero si disfrutas con los paisajes oscuros de la novela negra escandinava y no te desequilibras leyendo sobre asesinatos un tanto especiales, deberías ya tener en tus manos El síndrome E.

Valoración (de 0 a 10): 8,5

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