jueves, 28 de mayo de 2009

Tres amigos y el Barça

Hace veintiséis años que nos conocemos, hemos vivido momentos alucinantes, millones de risas y algún que otro llanto. Relaciones, separaciones, bodas, divorcios, funerales, paternidades, momentos de ocio, momentos de odio, épocas de asueto y agobios laborales. Juntos vivimos la final de Wembley, juntos nos olvidamos lo más rápidamente posible de la final de Atenas, salimos a la calle nuevamente tras la epopeya de París… y ayer disfrutamos juntos la consecución del tercer ángulo del triplete de este año al vencer la final de la Champions en Roma.
¡Força Barça i visca la mare que va parir als Picó!
Alfred, un periodista de los pies a la cabeza y autor de dos libros con el Barça como protagonista, Blai Grana y Sí, sí, sí. Hem guanyat a París. David, el sucesor de los causticos y geniales Monty Python, guionista y uno de los alma mater del programa de humor de más renombre y calidad que existe en la televisión estatal.
Los tres disfrutamos como locos con el primer gol de Eto’o, tardamos en darnos cuenta que el genial y menudo de Messi había marcado de cabeza el segundo, y nos revolcamos por el suelo tras comprobar que el árbitro señalaba el final del partido.
Las risas, los gritos, los cánticos y los lloros se mezclaban en un cóctel irrefrenable, sin negar que la docena larga de latas de cerveza que nos habíamos tomado durante el partido entre los tres influyeron en que alguna lagrimita tuviera sabor de cebada. Pero es que la cena que nos habíamos preparado valía la pena: patatas fritas, cortezas, cacahuetes y bastoncillos. ¿Qué más queríamos? Pues que el Barça ganara al Manchester, a ese fantástico equipo inglés que tiene como estrella a un jugador que, por su forma de ser, por las caritas y carotas que hace, por sus faltas de mal perdedor, por sus accidentes con uno de sus innumerables Ferrari y sus ligoteos continuos, es un jugador perfecto para la idiosincrasia del equipo merengue. Y Valdés le paró todo y más, y Piquenbauer le pasó por encima, y Touré Yaya dejó a Cristiano Ronaldo más seco que su compatriota Pinocho –los dos son de Madeira, ¿no?- y Puyol se lució enseñándole lo que es jugar con el corazón y no con la cartera, y Xavi e Iniesta demostraron que los Pim y Pom del fútbol tienen cuerda para rato y que es mucho más importante la talla de jugador y persona que la talla de ropa, Y Sylvinho les demostró a todos que un auténtico veterano puede jugar como un chavalín, y Henry se sacó la espinita parisina, y Eto’o volvió a ser el abridor por excelencia de latas, y Messi… bueno, Messi… estooo, Messi… ¡el ya consagrado mejor jugador del mundo!

Al terminar el partido, Barcelona era una comunión de bocinas y cánticos que bajaban las escaleras de todos los edificios hasta encontrarse en la calle. Las senyeres y las blaugrana flotaban en el aire realizando un ballet de sinuosidades abstractas. Todo el mundo lo celebró. Bien, quizás alguno no pero ayer no era su noche.

Ayer era la noche de los culés, los fanáticos y los simpatizantes, para los que el Barça es su vida y para los que la vida por encima de todo pero con el Barça mejor, tots units fent força!
Ayer fue otro momento genial para disfrutarlo con los amigos. Oi que si, David i Alfred?

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