miércoles, 1 de marzo de 2017

Jazz para el asesino del hacha de Ray Celestin

Nueva Orleans, 1919. un peculiar asesino en serie, que mata con un hacha, siembra el terror a la capital del jazz. El inspector Michael Talbott se esfuerza en atraparlo, pero no es el único que lo intenta. Por un lado, Luca d'Andrea, un expolicía que ha pasado los últimos años en la cárcel tras ser denunciado por Talbott, al que la mafia le ha encargado que lo encuentre ya que, al dar muerte a varios italianos, está poniendo la credibilidad de su "servicio de protección". Por otro, Ida, entusiasta lectora de Sherlock Holmes que trabaja para la agencia de detectives Pinkerton, que se ha implicado en la investigación para demostrar su valía con la ayuda de un joven trompetista llamado Louis Armstrong.
Cuando cada uno por su lado está a punto de descubrirlo, el asesino lanza un peculiar desafío a todos lo habitantes de Nueva Orleans a través de la prensa: o suena jazz en sus casas el martes a las 12:15 de la noche o se arriesgan a ser sus próximas víctimas. Y todo ello cuando el cielo se va oscureciendo y una gran tempestad amenaza con anegar toda la ciudad...
Jazz para el asesino del hacha está basada en una historia real que estremeció el Nueva Orleans de 1919, una ciudad entonces tremendamente dividida entre muy ricos y muy pobres, blancos y negros, cuyas calles controlaba la Mano Negra.

Opinión: Si tuviera que describir mis sensaciones a la hora de leer Jazz para el asesino del hacha es de balanceo desmesurado, de instantes con mareo hipoglucémico. Me explico. La novela es una maravilla conceptual, perfectamente escrita, con todos los personajes descritos de un modo impecable, las situaciones definidas al detalle –no olvidemos que se basa en hechos reales perfectamente demostrables-, pero –y aquí vienen los peros-, es tan perfecta que, quizás le falta alma, aunque hayan personajes que desean mostrarlas al mundo entero, parece que Ray Celestin no se lo permita, no vayan a fastidiar su novela. No sé si me explico bien, pero, en mi opinión, lo bueno de una gran novela es que sus personajes lleguen a hacerse cercanos a ti, empatizar con ellos, odiarlos o amarlos, pero que se hagan un poco tuyos; pero si esos personajes –repito que fueron reales-, quieren adentrarse en ti, demostrarte lo que son o lo que fueron, y es el propio autor quien no les deja, pues que putada, ¿no?

Valoración personal (de 0 a 10): 7,4

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