Christopher Sands tiene 24 años y, desde hace dos y durante más de 12 horas diarias, una válvula defectuosa de su estómago hace que hipe cada dos segundos. Durante dos años, y según palabras suyas, ha seguido su “periplo para curarme el hipo”; desde beber innumerables vasos de agua, hasta sesiones de hipnoterapia, meterse en una cámara de compresión y, recientemente, someterse a una intervención en el Nottingham's Queen Medical Centre que no logró solucionarle el problema.
En una entrevista que le realizaron, Christopher explica que “hace dos años que no duermo bien y se me dificulta tocar en mi banda”, ya que es instrumentista en un grupo de rock.
Según Wikipedia, el hipo es un espasmo involuntario del diafragma; típicamente repetitivo varias veces por minuto. Su denominación médica es singulto. El brusco flujo de aire dentro de los pulmones causa que la epiglotis se cierre, creando el "hic" característico. Puede ser también por fallo del duodeno. También se define más técnicamente como una serie de contracciones espasmódicas, súbitas e involuntarias de la musculatura inspiratoria, principalmente el diafragma, seguidas de un cierre brusco de la glotis, lo que origina un sonido peculiar y distintivo. Es un problema generalmente benigno y transitorio, culturalmente gracioso, la mayoría de las veces idiopático –o sea, de irrupción espontánea- y de fisiopatología no bien conocida.
Dudo mucho que Christopher lo considere gracioso pero, para darle un mensaje de ánimo, todavía le falta un buen trecho para superar el récord oficial de hipos ininterrumpidos que es de… ¡68 años!. Lo padeció el granjero americano Charles Osborne desde 1922 hasta 1990, año en que sus hipos pararon tan misteriosamente como 68 años antes habían empezado.
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