miércoles, 18 de marzo de 2009

¡Ay Papa, Papa!

Año 2008, inicios del siglo XXI, el señor Joseph Ratzinger, también conocido como Benedicto XVI y al que los católicos llaman Papa ha tenido el detalle de informar a la humanidad, precisamente desde el Camerún, que “el sida no se superará con la distribución de preservativos, ya que es una medida”, según dice, “que agrava el problema”. Y añade que la política de la Iglesia católica aboca por “humanizar la sexualidad con nuevos modos de comportamiento” considerando esta poílítica como la más “eficaz”, esto es, “la fidelidad dentro del matrimonio heterosexual, la castidad y la abstinencia”. Y se ha quedado tan ancho. Sí, señor, con dos ”cojines”. Y lo dice el cabeza visible de una religión que, durante su historia, ha nombrado Papas a personajes con hijos, amantes –algunas de ellas sus propias hijas-, que inventaron la tan humanitaria doctrina llevada a cabo por los santos pastores de la Inquisición, que asesinaron, mutilaron, degollaron, manipularon, atesoraron riquezas y quemaron en nombre de Dios Todopoderoso, creador del Cielo y la Tierra, que promulgan las leyes perpetuadas en un libro llamado Nuevo Testamento, escrito siglos más tarde de la muerte de Cristo y que unifican sus divinos criterios en contra de la teoría de la evolución por selección natural de Darwin deseando que el ser humano crea, de una vez por todas, que todos provenimos de un incesto de Eva con sus hijos, así como que el Dios del Santo Triángulo – no el de las Bermudas sino el de Padre, Hijo y Palomo- creó la Vida, el Universo y Todo lo Demás –gracias Douglas Adams- en seis días, descansando de tanto desgaste el séptimo. Apreciado Sr. Ratzinger, con todos mis respetos y con la educación que me caracteriza, le sugiero tan sólo una cosa: ¿Sería capaz de estarse tres meses como mínimo sin soltar una parida? Lo digo porque lleva un tiempo que tela marinera. No tan sólo nos quiere dar consejos sexuales a los siervos de a pie sino que nos quiere dar a entender que inicia una apertura al redil del rebaño del pastor celestial y no se le ocurre otra cosa que empezar invitando a un tipejo con sotana que ridiculiza el Holocausto, nombra obispo auxiliar de Viena a otro que se dedica a decir que los libros de Harry Potter son demoníacos y que el Katrina fue un castigo divino y, obviamente, sin acordarse de la multitud de sacerdotes y misioneros de la teoría de la liberalización. Agradeciéndole que deje de mostrar tanto interés por lo sexualmente terrenal y, próximamente, tenga un destino de los más angelical, no me queda más que decirle un dicho muy familiar y próximo: ”anda y que te limpie los mocos la yaya”.

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