lunes, 20 de febrero de 2017

The fall of a rebel angel de Enigma

Enigma creó un éxito comercial inesperado en 1990 al mezclar ritmos Soul II Soul con canto gregoriano, zampoñas sintetizadas, voces femeninas susurrando sensualmente en francés y guitarras de los 80, en su álbum de debut, titulado MCMXC AD. Tras ese genial trabajo, el productor rumano Michel Cretu, bajo su seudónimo Enigma, se convirtió en uno de los músicos y productores más influyentes de la escena musical de finales del siglo XX, provocando un gran cambio en el paisaje de la música new age e impulsando hasta cotas insospechadas la creación del género chillout.

The fall of a rebel angel es el octavo trabajo de Enigma, ocho años más tarde de su último álbum, Seven lives, many faces, y lo primero que te sorprenda es cómo suena. A diferencia de sus compañeros de la new age, que han estado trabajando con el mismo sonido sintetizado durante los últimos treinta años, cada tema de The fall of a rebel angel se presenta con una producción de una calidad extrema y una sensación innovadora, y todo ello sin alterar ni un ápice el toque inconfundible de Enigma, esto es, cantos gregorianos, ritmos medio tiempo, atmósfera suave, sintetizadores en segundo término y voces femeninas susurrantes.

Aunque he de reconocer que el álbum tiene sus puntos débiles, por ejemplo las voces en The Die Is Cast realmente cruzan la línea del buen gusto, me declaro culpable de amar incondicionalmente todo lo que huela y suene a Enigma, pero  para un álbum que lleva por título la caída de un ángel rebelde, me hubiera gustado ver algo realmente rebelde. Enigma, que tiene el valor de mezclar Agnus Dei con mujeres gimiendo sugerentemente, me parece que, en varios momentos, confunde la rebeldía con el voyeurismo puro y duro.
Pero, a fin de cuentas, es Enigma. Punto.

Valoración personal (de 0 a 10): 8,2

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