miércoles, 10 de mayo de 2017

Eyes to the height de James Murray

James Murray es un artista de sonido electroacústico con sede en Londres, productor y multiinstrumentista. Sus producciones entrelazan elementos de electronica, downtempo, jazz y dub en exploraciones emotivas de cómo interactúan lo orgánico y lo electrónico y donde sus composiciones se unifican por un toque ligero y una firme paleta sonora que frecuentemente incluye la guitarra tratada, el piano y la electrónica procesada. Murray es conocido por sus trabajos en solitario, remixes y lanzamientos hechos a mano de Slowcraft Records, su propio sello discográfico.

Yo sigo a este músico desde sus inicios en solitario cuando editó Where edges meet en el 2008, y tras algunos otros trabajos como Floods, The land bridge, Mount view o Loss, algunos de los cuales me llevaron un poco a pensar en abandonar su seguimiento, volvió a mostrarme su sello inconfundible con sus últimos trabajos, The sea in the sky y, especialmente, del que quiero tratar hoy, Eyes to the height, editado el año pasado.

Desde un principio reconozco que no es un artista de masas, muy al contrario, es un artista que desarrolla una intimidad difícil de aceptar, pero cuando escuchas temas como What can be done, Ghostwalking o el bellísimo tema que da título al álbum, te demuestra que puede penetrarte muy profundamente y que su música –aunque sería mejor describirlo como sus creaciones de ambientes- es una compañera ideal para aquellos momentos de interioridad, de individualismo, de sustancia, esos momentos que uno necesita para sentirse bien consigo mismo y aislarse del mundanal ruido.

Valoración personal (de 0 a 10): 7,5

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