lunes, 8 de mayo de 2017

Dinero fácil de Jens Lapidus

Los bajos fondos de Estocolmo son un sumidero al que han ido a parar todos los desechos de la sociedad sueca: drogadictos, camellos, putas, mafiosos, ladrones, bandas... Todos quieren defender su territorio y lucrarse a cualquier precio. Campan a sus anchas por las páginas de esta incisiva novela y la policía sólo aparece en las actas judiciales. Una novela policial sin policías donde el objetivo es obtener Dinero de la forma más fácil posible.
Jorge, JW y Mrado forman parte de la fisonomía de estos bajos fondos. Jorge está entre rejas, aunque en poco tiempo se fuga para cargarse al chivato que lo enchironó. Mrado se ve incapaz de compatibilizar su papel de matón yugoslavo con el de padre que lucha por la custodia de su hijita. Y JW conduce un taxi mientras se viste con ropa de Marc Jacobs de segunda mano e intenta aparentar ser de una clase social a la que no pertenece. La enigmática desaparición de Camilla, la hermana mayor de JW, será el nexo de unión de sus tres vidas y el desencadenante de un deseo de venganza con un denominador común: el gran capo Radovan.

Opinión: No recuerdo el motivo que me llevó a leer este libro, quizás por la portada, quizás por el argumento o, quizás también, porque se trataba de una novela negra escandinava. El caso es que lo leí y aluciné, porque Jens Lapidus no tiene nada de típico escritor escandinavo de serie negra; no se parece en nada a Henning Mankell, Jo Nesbo, Camila Läckberg, Arnaldur Indridason o Stieg Larsson por citar algunos, sino que parece el descendiente directo de James Elroy o Don Winslow, con frases cortas, contundentes, despejadas de abalorios y con buena pegada. La única diferencia es que las distintas líneas secuenciales que nos ofrece se deslizan, patinan, se caen y tratabillan entre los distintos barrios de Estocolmo en lugar de Los Angeles o Tijuana.

Jens Lapidus me ha sorprendido muy agradablemente porque sus personajes son muy realistas, las situaciones que viven son vibrantes y con unos olores que van desde la podredumbre de la cloaca al más caro perfume de Hermès y las tramas perfectamente urdidas y muy bien llevadas. En definitiva, me he contagiado del virus Lapidus.

Valoración personal (de 0 a 10): 8,2

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