viernes, 17 de mayo de 2013

Mis pececitos doraos - Música: Karma de Delerium

Bill Leeb y Rhys Fulber fueron dos de los fundadores del grupo canadiense de música industrial Front Line Assembly, también conocido como FLA, pero eran tan pródigos en crear música que decidieron crear un nuevo grupo, llamado Delerium, con el que se encargarían de editar el material sobrante de FLA, como se pudo comprobar en los primeros álbumes titulados Faces, Forms and Illusions, Morpheus o Spheres entre otros. 
Pero el hijo se comió al padre y Delerium pasó a convertirse en el centro de sus producciones, especialmente tras el gran éxito de Semantic Species donde, por primera vez, incorporan voces, especialmente femeninas como Kristy Thirsk
A partir de ese momento, Delerium cambia su sello, su fisonomía, su producción y, con la inestimable colaboración de voces femeninas de la talla de Sarah McLachlan, Leigh Nash (de Sixpence None the Richer), Lisa Gerrard, Jaël (de la banda suiza Lunik), Camille Henderson, Nerina Pallot, Emily Haines (de Metric), Jacqui Hunt (de Single Gun Theory) y Isabel BayrakdarianDelerium pasa a ser un grupo de referencia en el mundo de la música electrónica ambiental. 
Y tras Semantic Species llega Karma, la perfección, donde temas instrumentales como Twilight, Forgotten Worlds, Lamentation o Koran se entrelazan, como una perfecta red de sensaciones vitales, oníricas y terapéuticas, con termas como Euphoria (Firefly) con Jacqui Hunt, Duende con Camille Henderson, Enchanted con Kristy Thirsk o el perfecto y sensacional Silence que, con la voz de Sarah McLachlan se convierte en un himno en todas las pistas de baile del mundo con el Sanctuary Mix que la propia compañía discográfica Nettwerk editó. 

Voces angelicales, cantos gregorianos, ritmos étnicos, bases de medio tiempo -muy similares a las que Enigma había popularizado años antes en su fastuosa producción MCMXC a.D.-, cientos de pistas de música electrónica y ambiental entretejidas cual delicado paño tejido por Penélope, sonido límpido, místico, profundo, dejando la sensación de que lo que estás escuchando no es un tópico ni un cuento, sino que es cien por cien creíble, real e ilusorio a la vez, espiritual y físico, majestuosamente perfecto.

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