miércoles, 21 de enero de 2009

La ridiculez de un animal

Tiene nombre, seguro que lo tiene, lo debe haber publicado todos los periódicos. Pero para mí no. Para mí es un animal que se dedicó a apuñalar a su antigua pareja en el centro de la ciudad a primera hora de la mañana y rodeado de ciudadanos que, lo que menos esperaban, era ver una imagen de aberrante y cobarde violencia frente a ellos. Y este animal es, tan sólo, uno de los cientos de machos que desangran a mujeres, las cuales por un motivo u otro, decidieron de dejar de ser sus hembras para querer convertirse en personas. Pero ya sabemos la filosofía primitiva del macho ibérico: "si no eres mía no serás de naide". Setenta y una mujeres murieron a manos de sus parejas o exparejas en España durante el 2007, una menos durante el 2008. Disfruto viendo los documentales de la 2. Al menos, esos animales "irracionales" tienen sus códigos de honor ante la muerte, pero un honor completamente diferente al que tanto llena la boca de estos "humanos" violentos que se dedican a destrozar la vida de sus congéneres. La imagen de este animal sentado en el suelo, manchado con la sangre de su víctima y rodeado de policías me da asco, su patetismo ridículo me produce arcadas, su ridiculez como ser humano me hace vomitar... pero cada día, cada hora, cada minuto hay una mujer que llora en un rincón tras la paliza recibida y, además, debe agradecer que, ese día, el macho ha tenido compasión de ella y no la ha matado. ¿Y mañana?

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