miércoles, 17 de octubre de 2012

Noche del Fevre de George R.R. Martin

Un cautivador canto a la amistad. 
El vapor más majestuoso del Misisipi surca un río de sangre... 
En 1857, la cuenca del Misisipi bulle de actividad: los vapores señorean sus aguas en feroz competencia. Cuando Joshua York le ofrece sacar a flote su naviera a cambio de unas pocas condiciones, sencillas aunque misteriosas, el capitán Marsh ve realizado su sueño: ser el patrón del vapor más rápido del río. Pero los sueños de ambos se verán infiltrados por una pesadilla que anegará de sangre los fondeaderos. 
Para su segunda novela en solitario, George R.R. Martin eligió el Misisipi de Mark Twain como escenario histórico de la que ha llegado a consagrarse como una de las novelas de vampiros más celebradas de todos los tiempos. Una atmósfera sobrecogedora construida con maestría, la recreación impecable del marco histórico y un tratamiento del monstruo cercano a la ciencia ficción que remite al mismísimo Stoker han convertido Sueño del Fevre en otra novela de referencia de un escritor tan rotundo como polivalente. 

Opinión: Tengo una gran admiración por George R.R. Martin al considerar su saga de Canción de hielo y fuego como uno de los pilares fundamentales de la novela fantástica de todos los tiempos; y este fue el motivo principal para adentrarme en el ensayo que hizo del mundo de los vampiros. El resultado ha sido un auténtico placer para los sentidos. Su particular visión del mundo de los amantes de la sangre es increíble, con una imaginación impactante y casi real que, en momentos, te da incluso la sensación de oler la sangre, de sentir la fuerza de los personajes, de vislumbrar las sombras e, incluso gradualmente, de querer seguir leyendo el libro pero cuando el sol ya se ha escondido tras el horizonte. 
Joshua York y Damon Julian, dos caras de la misma moneda, dos contrapesos equitativos pero nunca equilibrados. Abner Marsh y Billy Vinagre realizando siempre equilibrios entre la cordura y la locura total, son unos personajes fronterizos con la realidad. 
Yo nunca he sido un gran amante de las crónicas vampíricas, ni de crepúsculos o de las sagas de Anne Rice. Quizás porque necesitaba un mundo nocturno y chupasangre más cercano a lo que podría ser real. Y George R.R. Martin, con Sueño del Fevre, me lo ha proporcionado. 

Valoración personal (de 0 a 10): 8,1

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