viernes, 12 de octubre de 2012

El que siembra sangre de Arne Dahl

Ha pasado un año desde la constitución del Grupo A, la unidad especial para la resolución de crímenes violentos de carácter internacional a la que pertenece Paul Hjelm, y la falta de casos adecuados a sus objetivos y habilidades hace que los círculos policiales suecos empiecen a cuestionar la necesidad de que una unidad tan especializada siga en activo. 
Como respondiendo a sus plegarias, el Grupo A recibe un aviso: un asesino en serie ha matado a un hombre por medio de un macabro ritual en el aeropuerto de Newark, en Nueva York, y viaja con su billete hacia Estocolmo. No saben su nombre ni qué aspecto tiene. El equipo al completo se traslada a toda prisa al aeropuerto, pero, pese al operativo desplegado, el asesino escapa y empieza a matar en Estocolmo. No parece que lo haga por placer, por un deseo retorcido o perverso. Hay un patrón en lo que hace, pero no está claro cuál es. Con el propósito de averiguarlo, Paul viaja a Estados Unidos junto a su colega Kerstin Holm para entrevistarse con el FBI. Durante su ausencia, los asesinatos se suceden en Suecia ante la perplejidad de los investigadores, que tienen como única pista el pasado de la víctima de Newark y el método utilizado para asesinarla, una refinada técnica de tortura que parece remitir a un criminal entrenado, inteligente y extremadamente cruel. 

Opinión: Típica novela negra escandinava pero con ciertos toques diferentes, algunos sorprendentes y frescos y otros urticantes. Me explico, Arne Dahl –seudónimo del escrito sueco Jan Arnald, por lo tanto, no es familiar del genial escritor galés Roald Dahl- ha añadido toques americanizantes en su novela que relajan un poco el típico oscurantismo escandinavo pero, por otro lado, intenta dar a alguno de sus diálogos y escenas un toque de graciosillo que, lamentablemente, hace chirriar los dientes. La trama es correcta, el asesino y su modo de matar –una de las cosas que más me importa tras haber leído tantas novelas negras y de terror psicológico- es inquietante y particular y el final es correcto. 
Como conclusión, El que siembra sangre es un libro correcto, original y impactante por momentos e irritante en otros. Por fortuna los primeros son más numerosos que los segundos y de ahí que le ponga esta valoración. 

Valoración personal (de 0 a 10): 7,3

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