miércoles, 18 de febrero de 2009

Don Fernando, la vida deseada

El domingo 10 de Junio de 1973, en la sección “Seleccione su libro”, el periódico La Vanguardia publicaba el siguiente anuncio: <DON FERNANDO. Fernand Fournier-Aubry. 469 págs. Ilustrado. 275 ptas. Aclamado en Francia e Inglaterra como "otro Papillón". Dijo "Paris Match": Es el "Bestseller de la aventura">. A ver, digamos que comparar a Don Fernando con Papillón es como comparar a "el Lute” con Miguel de la Cuadra Salcedo pero, aparte de esto, el libro autobiográfico de Fernand Fournier-Aubry, más conocido como Don Fernando, y presentado por André Voisin es uno de los libros que más he leído en mi vida. Nunca he sido un idólatra, pero si tuviera que escoger a alguien como guía en mi camino de la vida sería, sin lugar a dudas, Don Fernando. Fernand Fournier-Aubry nació a finales de 1901 en Saint-Maure-des-Fossés, hijo de una familia burguesa francesa y murió en las vísperas de Navidad de 1972. A los 19 años marchó hacia Dakar, capital de Senegal, con un billete pagado por su padre, el cual había sido aventurero marino (llegó a atravesar el estrecho de Magallanes con un tres palos), Fernand vivió sus siguientes cincuenta años movido por una sola pasión, la búsqueda de la libertad en los últimos grandes espacios vírgenes de la Tierra. Sus hogares fueron el África negra (1919-1929), la jungla amazónica (1935-1942), las islas del Pacífico (1942-1954) y el Asia más profunda y misteriosa (1955-1956). "No puedes resistirte al viento de la aventura. Cuando sopla, lo percibo y le obedezco." Éste fue el credo de Fernand Fournier-Aubry, soldado de fortuna, buscador de tesoros, contrabandista, explorador, comerciante de droga, cazador y amante. Pronto la supervivencia en las selvas más ásperas y brutales del mundo se convirtió en su estilo de vida, su patio y su lugar de trabajo. Durante esos años, Don Fernando amó a muchas mujeres, engendró muchos niños e hizo varias fortunas en su vida, cazando y vendiendo hígados de tiburón, maderas exóticas, oro, opio y no sabiendo nunca si, al día siguiente, la gente, los animales o los elementos naturals que se encontrara serían amigos o enemigos. Irreverente aunque con un esperanzador espíritu romántico, Don Fernando mira, a través del libro de su vida, “Don Fernando”, una odisea vital y asombrosa que duró cincuenta años.

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