viernes, 21 de abril de 2017

Entradas: Rick Wakeman 1993


Fecha: Martes, 23 de marzo de 1993
Hora: 22:00
Precio: 2.500 ptas.
Lugar: Zeleste Sala II
Artista: RICK WAKEMAN

Rick Wakeman, teclista del histórico grupo de rock sinfónico Yes, se presentaba en la sala Zeleste a las 10 de la noche. Wakeman, un virtuoso del teclado de 42 años, actuaba acompañado de su hijo Adam Wakeman, Alan Thompson y Tony Fernández.

La visita de Wakeman se realizaba entre la edición de dos de sus peores discos –aunque, seamos sinceros, ¿cuántos buenos discos había editado el bueno de Rick desde mediados de los setenta?-, el que se había publicado dos años antes bajo el título 2000 A.D. into the future, y el editado dos años después bajo el rimbombante nombre de The seventh wonders of the world. Quizás por esta razón, su visita despertó muy poco interés ya que, entre público y los escasos representantes de la prensa,  apenas se alcanzó la mitad del aforo de la sala 2 de la mítica sala Zeleste.
Y era lógico, porque si el rubio músico británico ya protagonizó un sonoro pinchazo en un concierto en Badalona en los 70, cuando estaba en la cúspide de su popularidad y egocentrismo, ¿cómo va a atraer a las masas ahora, en los 90, cuando poco tiene que aportar en el aspecto creativo y sólo puede recurrir a su habilidad técnica?

Wakeman ni siquiera se mostró espectacular, pero tocar, lo que se dice tocar, tocó bien, porque un músico como él, prodigioso desde niño, no pierde habilidad con el paso del tiempo, aunque ya no tenga el poder de seducción de su etapa juvenil. Pero bien poco era lo que podía ofrecer de estimulante tan habilidoso músico, porque su repertorio llevaba años con una carencia absoluta de originalidad. El resultado fue un puro empacho de teclados.

¿Por qué fui, entonces, al concierto? Sencillo, era Rick Wakeman, el que había puesto los teclados en mi adorado Space Oddity de David Bowie, o el que creó obras maestras con Yes, o el que compuso The six wives of Henry VIII, The myths and legends of King Arthur of the round table y Journey to the centre of the Earth. ¿Suficiente? No. Lo cierto es que me regalaron la entrada y no utilizarla habría sido una enorme estupidez.

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