lunes, 30 de julio de 2018

La marca del inquisidor de Marcello Simoni


Roma, 1624. Se descubre el cadáver de un hombre aplastado en una prensa tipográfica. Un investigador cuyo pasado es un misterio, que utiliza métodos científicos y es experto en demonología y brujería, se hace cargo de la investigación. Con la figura de Girolamo Svampa nace un extraordinario detective que se enfrenta a un intrincado misterio justo cuando la difusión de la imprenta está empezando a resquebrajar los muros del oscurantismo.

Opinión: Girolamo Svampa, un dominico con un pasado tortuoso, es nombrado comisionado por el maestro del palacio del Vaticano para investigar un asesinato un tanto espeluznante; fray Pietro Rebiba, un consultor del Índice, es encontrado muerto en una imprenta. El cadáver está aplastado por la misma imprenta y en la boca tiene varias hojas de una de esas publicaciones que el Índice no quiere que se lean.
Un antagonista, aunque mejor sería definirlo como coprotagonista, es Francesco Capiferri, que también es dominico y secretario de la Congregación del Índice. Tiene una memoria prodigiosa, que es muy útil para él. Capifferi sospecha de Svampa porque no le gusta que un comisionado externo sea el que realice la investigación.
Y luego está Roma, que Marcello Simoni describe con precisión, quizás con excesiva precisión, una Roma que hace del convento de Santa Maria sopra Minerva, un prestigioso convento dominico, su corazón, pero que serpentea por las calles y callejones, iglesias y palacios, miserias y nobleza, religiosos y laicos, el Vaticano y el populacho. Sobre todo, una Roma de tipografías, con el fuerte olor de las tintas, las matrices de letras -se hace especial hincapié en las zoomorfas-, las máquinas, las familias tipográficas, las ligaduras y los distintos tipos de papel. Pequeños detalles que sin duda apreciarán aquellos que se mueven en el mundo de los libros pero que, para los profanos, llega a ser tedioso.
Hay todos los elementos para que La marca del inquisidor sea un thriller histórico de gran éxito comercial pero, a pesar de todo: título, portada, época, argumento,…, creo que yo no comulgaré con esta rueda de molino.
La historia está ambientada en la Roma del siglo XVII, y sin embargo el autor no ha logrado recrear el entorno histórico, la eclosión de los personajes me pareció insuficiente e incluso el estilo no ayuda.
En algunas de esas críticas de márqueting con las que las editoriales quieren promocionar sus novedades, llegaban a comparar a Marcello Simoni con Dan Brown o Umberto Eco. Pues vale, pues muy bien, pero para llegar al nivel de El nombre de la rosa o El código da Vinci, Marcello Simoni debe comer mucha sopa todavía.
Además, y no puedo dejar de mencionarlo, el protagonista, Girolamo Svampa, es un tipo que me cae mal y punto. De acuerdo que lo has pasado mal desde su infancia pero, por favor, deja tu mal humor, agresividad, mal carácter y malos modos a un lado. Te irá un poco mejor en la vida, Girolamo.

Valoración personal (de 0 a 10): 6,8

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