martes, 10 de julio de 2018

Eva de Arturo Pérez-Reverte


Marzo de 1937. Mientras la Guerra Civil sigue su trágico curso, una nueva misión lleva a Lorenzo Falcó hasta Tánger, turbulenta encrucijada de espías, tráficos ilícitos y conspiraciones, con el encargo de conseguir que el capitán de un barco cargado con oro del Banco de España cambie de bandera. Espías nacionales, republicanos y soviéticos, hombres y mujeres, se enfrentan en una guerra oscura y sucia en la que acabarán regresando peligrosos fantasmas del pasado.

Opinión: Tras la interesante lectura del nuevo personaje creado por el galardonado escritor murciano, Falcó, poco tenía que pensar cuando llegó a mis manos el segundo capítulo de esta serie, titulado Eva.
En este caso, el espía franquista Lorenzo Falcó, antiguo agente secreto de la República y con un pasado como traficante de armas, se encuentra con la agente soviética Eva Neretva en medio de una tormentosa historia en la ciudad marroquí de Tánger -población que en esa época, y tras la firma de la Conferencia de Algeciras, se estableció como un condominio de varios países conocido bajo el nombre de Zona Internacional de Tánger-, donde un mercante republicano, y con treinta toneladas de oro con destino a Rusia, debe atracar perseguido por un destructor de la Armada fascista. Cada uno por su lado, ella tratando que el oro llegue a Moscú y él con el objetivo de robar el oro y dárselo al ejército sublevado, sin olvidar las cuentas pendientes que ambos personajes tienen de un pasado juntos a nivel personal, como ya nos dejaron patente en la anterior novela.
Falcó es un personaje que, a pesar de su cinismo, hipocresía, chaqueterismo e indiferencia hacia la raza humana, no te cae mal sino que, incluso, esos defectos descritos llegan a convertirse en una armadura que, en más de una ocasión desearías poseer personalmente. Lorenzo Falcó es de esos personajes que Arturo Pérez-Reverte retrata tan bien en sus novelas, especialmente su otro personaje internacional, el capitán Alatriste, con un carácter fuerte, propensos a la soledad pero sin dejar pasar dama o moza que se ponga a tiro, y con una fuerza interior, altivez y personalidad, que los enfrenta a desafíos donde las luchas internas y externas son su alimento.
No importa en qué bando se compita, no importa quién les pague su salario, no importa hacia dónde se decante la guerra o batalla en la que están involucrados porque, tanto Alatriste como Falcó son felinos que siempre intentan caer de pie, a pesar que, en cada aventura pierdan una vida interior. Muy recomendable su lectura.

Valoración personal (de 0 a 10): 8,1

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