viernes, 20 de julio de 2018

Caribes de Alberto Vázquez-Figueroa


En el otoño de 1943, un terrible huracán arrasó Haití, devastando el Fuerte de la Natividad y dejando a su paso una trágica estela de muerte y destrucción. Por su parte, los feroces guerreros del sanguinario cacique Canoabó se encargaron de rematar y asesinar a los pocos españoles que habían conseguido sobrevivir a las fuerzas desatadas de la naturaleza. El canario Cienfuegos se convirtió en el único superviviente europeo en el Nuevo Mundo, y tuvo miedo... Segunda entrega de esta célebre saga, Caribes continúa las apasionantes aventuras de su protagonista en un mundo hostil y desconocido.

Opinión: Como es obvio, Caribes es la continuación de la anterior novela de la saga, Cienfuegos, donde empezamos a descubrir las aventuras y desventuras de este analfabeto pastor gomero que, por azar del destino y de la búsqueda incesante del amor perdido, se adentra –y nunca mejor dicho- en las bodegas que un barco que le lleva a las Américas de mano de Cristóbal Colón. Caribes no se adentra en la espesura de las junglas, tanto botánicas como humanas, de aquellas inexploradas, desconocidas y remotas islas caribeñas, nos sumerge en la podredumbre del ser humano al enfrentarnos a los hechos comprobados y demostrables de la bajeza del ser humano cuando se siente “superior” a otro, cuando ignorantes analfabetos se consideran superiores a seres humanos que, toda su vida han vivido en paz y armonía en su vergel selvático, sólo por el hecho de creerse superior por llevar pantalones y no taparrabos, o porque consideran que Dios –su Dios, por supuesto-, los ha llevado a predicar sus palabras a sangre y fuego.
En este aspecto, Caribes es una novela que te descoloca y te desubica con toda su crudeza, pero dejando que sea tu propia mente la que se sumerja, como si una cámara te mostrara los efectos de un modo impersonal pero efectivo, aunque, por otro lado, en términos novelísticos, Caribes no llega a la altura de su predecesora, quizás porque la idea de ese amor perfecto y, a veces tocable o, en otras ocasiones, imposible, me llega a cansar un poco.
Por esta misma razón, aunque transcurrió poco tiempo entre la lectura de Cienfuegos y Caribes, reconozco que pasará un tiempo prudencial hasta que me adentre en la tercera novela de la saga, titulada Azabache.

Valoración personal (de 0 a 10): 7

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