No niego que una de las cosas que más echo de menos de mis más de veinte años trabajando en el mundillo discográfico es la relación que tenía con productores y compañías discográficas de todo el mundo, los cuales me mandaban muestras o samples de todas sus últimas producciones. Con algunos de ellos la relación fue tan intensa que incluso tuve la oportunidad de incluir algunos de sus temas en exclusiva antes de que se hubieran lanzado al mercado.
Gente como Christophe Goze, Declan Flynn aka Al-Pha-X, Nacho Sotomayor, Tony Campanyà aka Uranus, Mystic Diversions, Red Buddha, Genetic Drugs, Angel Tears y tantos otros que me dieron sin ningún problema muchos de sus temas
para que yo pudiera realizar uno de mis sueños, esto es, incluirlos en recopilatorios que después se comercializaban en todas las tiendas de discos del país.
Aunque, para ser sinceros, las ventas le importaban más a los jefecillos del sello discográfico donde trabajaba, porque yo disfrutaba más con el hecho de recibir e-mails de gente que los había comprado felicitándome por el recopilatorio y las canciones elegidas.
Además de ello, en una de las colecciones y gracias a algunos amigos diseñadores, pude hacer que las portadas fueran de lo más impactante.
La serie Cassagrande Ethnica, que constó de tres volúmenes, conseguí que las portadas fueran hologramas que, según como las miraras, la imagen
cambiara. ya no se parecían en nada a esos recopilatorios que, con mis quiince años, me preparaba en casa con títulos tan personales como D Best 4 Me, Ethni-K o My Music World.
Lamentablemente, este sueño se fue al traste cuando comprendí que al dueño de esa compañía le era igual vender música que patatas, que su sentido de la música estaba más cercano al ritmo del hombre de Cromagnon que al del ser humano de inicio del siglo XXI.
Y es que uno de mis defectos ha sido siempre confiar en la gente, siempre me ha costado demasiado tiempo diferenciar la gente de la gentuza.
Por suerte para mí, la música seguirá siendo parte imprescindible en mi vida.
Como muestra, os dejo con esta obra de arte de Jolly Mukherjee y la Madras Cinematic Orchestra titulado Kirwani
para que yo pudiera realizar uno de mis sueños, esto es, incluirlos en recopilatorios que después se comercializaban en todas las tiendas de discos del país.Aunque, para ser sinceros, las ventas le importaban más a los jefecillos del sello discográfico donde trabajaba, porque yo disfrutaba más con el hecho de recibir e-mails de gente que los había comprado felicitándome por el recopilatorio y las canciones elegidas.
Además de ello, en una de las colecciones y gracias a algunos amigos diseñadores, pude hacer que las portadas fueran de lo más impactante.
La serie Cassagrande Ethnica, que constó de tres volúmenes, conseguí que las portadas fueran hologramas que, según como las miraras, la imagen
cambiara. ya no se parecían en nada a esos recopilatorios que, con mis quiince años, me preparaba en casa con títulos tan personales como D Best 4 Me, Ethni-K o My Music World.Lamentablemente, este sueño se fue al traste cuando comprendí que al dueño de esa compañía le era igual vender música que patatas, que su sentido de la música estaba más cercano al ritmo del hombre de Cromagnon que al del ser humano de inicio del siglo XXI.
Y es que uno de mis defectos ha sido siempre confiar en la gente, siempre me ha costado demasiado tiempo diferenciar la gente de la gentuza.
Por suerte para mí, la música seguirá siendo parte imprescindible en mi vida.
Como muestra, os dejo con esta obra de arte de Jolly Mukherjee y la Madras Cinematic Orchestra titulado Kirwani
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