lunes, 3 de julio de 2017

Bruno, jefe de policía de Martin Walker

Un crimen puede producirse en cualquier lugar, incluso en un pintoresco pueblo rural del sur de Francia. Es día de mercado en Saint Denis, un pueblecito de la región francesa de Périgord. Y lo que promete ser una jornada tranquila se convierte en tragedia cuando encuentran el cadáver de un hombre árabe con una esvástica dibujada en el pecho. Bruno Courrèges será el responsable de resolver el crimen. Y así da comienzo la investigación, con la ayuda de agentes de policía parisinos enviados por el Ministerio. Entre ellos se encuentra el inolvidable J. J., un viejo amigo de Bruno, e Isabelle, una atractiva joven. Las primeras sospechas apuntan a jóvenes simpatizantes del Front Nationale, pero la información es contradictoria y parece que el pasado de los habitantes del pueblo es mucho más oscuro de lo que cualquiera pudiera imaginar. Bruno, nuestro jefe de policía, es un hombre afable y sencillo, amante de la buena comida y el buen vino, un sibarita que encarna la inteligencia y habilidad de los mejores detectives del género.

Opinión: ¿Novela negra? ¿Novela policíaca? ¿Novela detectivesca? ¿Novela de misterio? O, quizás, ¿novela costumbrista donde sucede un crimen? Bruno, jefe de policía me ha gustado. Sin más. Y, que nadie crea que este sin más es despectivo porque muy al contrario, porque la primera novela del escocés Martin Walker con el policía local Bruno Courrèges como protagonista es realmente buena y te da lo que esperas de ella, ni más ni menos. Te da una tranquilidad cuando describe los hermosos paisajes de la zona del Périgord, se te hace la boca agua al mostrarte los platos que los personajes se van zampando a lo largo de la novela, sonríes con los diversos caracteres de los habitantes del pueblo de Saint Denis, te adentras en la activa mentalidad de Bruno que, tras un pasado algo movidito, recupera la paz por las calles de Saint Denis, y sigues en profundidad los pasos que le va llevando a la resolución del crimen que se ha producido en su idílico pueblo.
Martin Walker nos llena de ruralidad apacible, nos describe el talante ostentoso de los de la capital cuando llegan al pueblo y, además, tiene la valentía de llevarnos por los densos callejones de dos épocas negras que la Francia actual todavía se resiste a mostrar: el futuro de los argelinos que lucharon con Francia antes de la independencia de Argelia y el oscura época del gobierno de Vichy, durante la segunda guerra mundial; un gobierno títere y cuyos hilos eran movidos por los nazis que ocuparon Francia.

Valoración personal (de 0 a 10): 7,6

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