La fría "Cinta blanca"

Michael Haenecke, director bávaro de películas tan interesantes y atrevidas coo La pianista o Funny Games nos presenta su nuevo largo cinematográfico, La cinta blanca, nominada al Oscar como mejor película extranjera.
Filmada en un muy adecuado blanco y negro, la historia de un pueblo alemán a principios de siglo XX, con su teórica placidez pero con un trasfondo peligrosamente maléfico lleva a un estado de esos que notas que el sofá en el que estás sentado era más cómodo antes de empezar el film.
No obstante esta sensación pasa tras la primera media hora y se transforma en eso que tanto odio cuando veo una película, hacerte la maldita pregunta de: ¿pasará algo? Y sí, pasa. Pasa que La cinta blanca dura dos horas y media y que, cuando empiezan a salir los títulos de crédito te quedas mirando fijamente al frente, o giras la cabeza hacia la persona con quien la has visto para comprobar que está mirando con la misma cara que sabes que estás haciendo tú, o sea, ¿tanto revuelo para esto? ¿Esta es la gran obra maestra del año? ¿Soy tonto o es que los demás son tan inteligentes que ven en el film lo que no he podido ni intuir?
Con toda la sinceridad del mundo, que no me comparen La cinta blanca con El secreto de sus ojos en la lucha por el Oscar a la mejor película extranjera, porque la película dirigida y protagonizada por el tándem Campanella – Darín es una auténtica obra de arte.
Personalmente, este año la calidez del colorido de los personajes vence largamente a la frialdad sajona del blanco y negro.