martes, 2 de agosto de 2011

La sonrisa de Huguet

La semana pasada se dio a conocer el fallo del caso Hacienda, donde se procesaba a varios exinspectores de Hacienda y empresarios de renombre bajo, entre otros, los cargos de soborno y falsedad documental.
No voy a hablar de las medidas cautelares, peticiones del fiscal y sentencias. Aunque todos tengan condenas de varios años de prisión, creo que ninguno de ellos la pisará; pero este es otro tema, tema delicado pero no es el motivo de este escrito.
El principal motivo por el que me he puesto frente al teclado ha sido una cara, una sonrisa que vi en televisión; una faz sonriente bajo una nariz medio aguileña que aguantaba unas gafas de sol, toda esa cara perteneciente a un personaje que salía del juzgado cogido del brazo de otro personaje con traje y corbata, lo que me llevó a pensar que era su abogado.
Ese personaje se llama Josep Maria Huguet, ex jefe regional de Hacienda en Catalunya y, por lo que leído y escuchado, cerebro de la trama entre inspectores y empresarios, y su sonrisa saliendo del juzgado tras escuchar la sentencia condenatoria –exactamente de trece años, que se han convertido en libertad bajo fianza, retirada de pasaporte y obligación de comparecer los días 1 y 15 de cada mes frente a la sala de la Audiencia o en el juzgado de la población de residencia- me produjo repulsión, asco, náusea, empalago, aversión, hartura, irritación y todos sus respectivos sinónimos.
Josep María Huguet era el jefe regional de Hacienda, aquella parte de la administración del Estado que, durante varios años nos estuvo bombardeando con la frase “Hacienda somos todos”. Pues bien, en vista de los hechos, creo que el lema del señor Huguet era el mismo que el de los tres mosqueteros, “uno para todos y todos para uno”. Y, ni corto ni perezoso, lo que era de todos se convirtió en suyo.
Ahora sí, como tantos otros encorbatados –recodemos a Millet, de la Rosa, Conde, Montull, etc.-, no está en la cárcel. ¿Por qué ha de ir? Si lleva traje caro, corbata y maletín de piel se le considera un pilar de la sociedad, nunca se les podrá comparar con esa gentuza que roba en un súper algo de comida porque no tiene dinero, ¿no? Esos sí que van a la cárcel, sea con pasaporte o sin papeles.

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