lunes, 19 de diciembre de 2011

Enric Barbat nos ha dejado, pero su Matinada sigue viva

La semana pasada fallecía Enric Barbat, uno de los cantautores que formaron los Setze Jutges de la Nova Cançó catalana. Siempre que se habla de Nova Cançó uno se acuerda de los conciertos acústicos, guitarra en mano y arreglos mínimos, pero en 1983 la compañía Fonogram me sorprendía con la edición de un álbum titulado escuetamente 4, con dos temas en la cara A – Matinada y Migdia- y otros dos en la B –Capvespre y Nit-. El primer tema me emocionó tanto que estuve muchos meses dejando que, diariamente, la aguja de mi tocadiscos se paseara por los surcos del vinilo. Y aluciné con Enric Barbat cuando, en una entrevista de la época, hablaba de cómo había recibido la visita de las musas entrando por las ventanas de su casa en Menorca y cómo el paisaje menorquín le había influido tanto en la composición de ese álbum.
A finales de la semana pasada, leyendo El Periódico de Catalunya, me encontré con la sorpresa que el escritor Jordi Puntí hablaba en su columna de la muerte de Enric Barbat y, precisamente, describía sus sentimientos hacia esa maravillosa canción titulada Matinada. No puedo más que reproducir parte de ese artículo aquí porque su forma de expresarlo describe exactamente lo que sentí yo al escuchar ese tema por primera vez.
"Hace tiempo que llevo la canción en el iPod, pero solo la escucho de vez en cuando: es del año 1983, se llama Matinada y la canta Enric Barbat, el músico que murió hace una semana, a los 68 años. Dura siete minutos y 15 segundos. Al principio, durante dos minutos y 32 segundos, parece un tema instrumental, atmosférico y con un aire de Jean-Michel Jarre. Pero no. Hay que seguir escuchando. Se oyen unas bases de caja de ritmos, muy tecno, muy de la época, incluso un poco new romantics, y por encima va creciendo un solo de guitarra eléctrica. Entonces irrumpe una batería electrónica y empieza la voz medio rota: «Com un despertar claríssim, / dins dels teus ulls transparents; / com un vent ple de rialles / despullant-te el pensament…»".
"Estos días las crónicas cuentan que Enric Barbat formaba parte de los Setze Jutges y que sus letras era muy literarias, pero yo le recordaré sobre todo por esta canción de su disco Quatre, una rareza en el panorama musical catalán de los 80. La primera vez lo escuché por la radio. Acababa de salir, una emisora atrevida lo puso entero y yo me quedé clavado. Desde entonces me ha acompañado en todos los formatos, del vinilo al compacto y luego al Mp3. Me gusta porque uno entrevé en ella una libertad creativa fuera de lo común, de alguien que en esos años se había alejado de la cançó catalana y a su vez estaba al corriente de lo que sucedía en Inglaterra...".
Hasta siempre Enric Barbat, espero que hayas conseguido conocer otra Matinada allí donde estés.

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