viernes, 1 de octubre de 2010

... y persisto...

Sí, tengo cuarenta y ocho años. ¿Y? ¿Meo Calisay? ¿Ya estoy para que me entierren? ¿No me aguanto ni los pedos? Pues no, hago ejercicio cada día: si no hago tai-chi hago aparatos, o cardio, o natación, …, tengo más fuelle que muchísima gente de menor edad. Y, obviamente, no hablemos de la experiencia. Llevo trabajando desde los dieciséis años, encontrándome con situaciones como para escribir un libro, habiendo tenido jefes que merecían estar, o en un psiquiátrico o en la cárcel; con compañeros de curro que, tras haber sido los chivatos o lameculos de sus superiores, se las metían dobladas frente a sus narices y, encima eran excusados; analfabetos de los de la o con un canuto dando órdenes a personal con dos carreras; holgazanes rematados con horarios a su bola, periódicos perpetuos sobre la mesa y juegos en la pantalla con unos sueldos que hubieran hecho felices a cinco familias enteras.
Sigo buscando trabajo. Apuntado en más de diez páginas web distintas de búsqueda de empleo, con mi currículum actualizado, mi foto recién hecha, mis datos, mi experiencia de más de treinta años, mis cinco idiomas, mis dos licenciaturas, mis cursos post-grado, mis…, pero sigo sin encontrar trabajo. Sí, he tenido alguna entrevista, alguna de ellas absolutamente histriónica. Como la que solicitaban un director comercial de un centro de ocio. Resulta que ya habían escogido a la persona un mes antes, pero querían estar seguros que habían elegido la adecuada. Por este motivo insertaban nuevamente el anuncio para encontrar más candidatos. Durante esos dos meses, la persona que había sido seleccionada no sabía nada. O sea, por un lado, el elegido sufriendo por saber si era él y, por otro lado, los pobres nuevos seleccionados -entre ellos, yo- sabiendo que no tenían nada que hacer porque la plaza ya no estaba libre. O como el caso de un director de marketing para una pyme, en cuya solicitud me he apuntado a través de dos páginas web diferentes. Pues bien, estoy preseleccionado en las dos desde hace tres semanas –no en proceso ni pendiente, ya estoy preseleccionado-. Aún así, ¡ninguna empresa se ha puesto en contacto conmigo para concertar una entrevista! ¿Han cerrado la selección? ¿Han escogido al candidato? Si es así, ¿cómo lo han elegido si, teóricamente, no han hecho entrevistas? ¿O se las han hecho a los demás y a mí no? Entonces, ¿por qué estoy todavía preseleccionado?
Pero no pierdo en ningún momento. Los que me conocen saben que merezco un trabajo, que se me debe un trabajo. Que he aguantado muchas mamonadas en mi pasado como para que yo no esté trabajando. Que me lo deben por lo que me han hecho pasar. Y no cejaré en el intento. A pesar de los troncos, tierras movedizas, mierda, imbéciles, hijos de la gran…, amorales y icebergs que me encuentre en el camino.
Porque, señoras y señores, no tengo YA cuarenta y ocho años. Tengo SÓLO cuarenta y ocho. Y la experiencia no es un defecto sino un gran valor añadido.