Un crimen puede producirse
en cualquier lugar, incluso en un pintoresco pueblo rural del sur de Francia. Es día de mercado en Saint Denis, un pueblecito de la región
francesa de Périgord. Y lo que
promete ser una jornada tranquila se convierte en tragedia cuando encuentran el
cadáver de un hombre árabe con una esvástica dibujada en el pecho. Bruno
Courrèges será el responsable de resolver el crimen. Y así da comienzo la
investigación, con la ayuda de agentes de policía parisinos enviados por el
Ministerio. Entre ellos se encuentra el inolvidable J. J., un viejo amigo de
Bruno, e Isabelle, una atractiva joven. Las primeras sospechas apuntan a
jóvenes simpatizantes del Front Nationale,
pero la información es contradictoria y parece que el pasado de los habitantes
del pueblo es mucho más oscuro de lo que cualquiera pudiera imaginar. Bruno,
nuestro jefe de policía, es un hombre afable y sencillo, amante de la buena
comida y el buen vino, un sibarita que encarna la inteligencia y habilidad de
los mejores detectives del género.
Opinión:
¿Novela negra? ¿Novela policíaca? ¿Novela detectivesca? ¿Novela de misterio? O,
quizás, ¿novela costumbrista donde sucede un crimen? Bruno, jefe de policía me ha gustado. Sin más. Y, que nadie crea
que este sin más es despectivo porque muy al contrario, porque la primera
novela del escocés Martin Walker con
el policía local Bruno Courrèges como protagonista es realmente buena y te da
lo que esperas de ella, ni más ni menos. Te da una tranquilidad cuando describe
los hermosos paisajes de la zona del Périgord,
se te hace la boca agua al mostrarte los platos que los personajes se van
zampando a lo largo de la novela, sonríes con los diversos caracteres de los
habitantes del pueblo de Saint Denis,
te adentras en la activa mentalidad de Bruno que, tras un pasado algo movidito,
recupera la paz por las calles de Saint
Denis, y sigues en profundidad los pasos que le va llevando a la resolución
del crimen que se ha producido en su idílico pueblo.
Martin
Walker nos llena de ruralidad apacible, nos describe el
talante ostentoso de los de la capital cuando llegan al pueblo y, además, tiene
la valentía de llevarnos por los densos callejones de dos épocas negras que la Francia actual todavía se resiste a
mostrar: el futuro de los argelinos que lucharon con Francia antes de la independencia de Argelia y el oscura época del gobierno de Vichy, durante la segunda guerra mundial; un gobierno títere y
cuyos hilos eran movidos por los nazis que ocuparon Francia.
Valoración
personal (de 0 a 10): 7,6
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