Lo digo claro y conciso… ¡qué bueno es el
puto Parov Stelar!
Y lo alucinante es que lo llevo diciendo desde el 2013, año en que escribí por primera vez de este fantástico músico
austríaco llamado Marcus Füreder
pero mundialmente conocido como Parov
Stelar, cuando describí su trabajo The
princess como hipnótico y hechizante.
Pues bien, Parov Stelar ha vuelto a hacerlo, y el álbum que ha editado este
año, The Burning Spider, es…
inclasificable en su conjunto pero adictivo todos y cada uno de los temas que
lo configuran. ¡Es que no hay ni un puñetero tema malo!
Empecemos el disco con el tema que da
título al álbum, The burning spider,
con la increíble voz del músico de blues
Lightnin’ Hopkins y una armónica
que, literalmente se introduce entre tus neuronas y es imposible no mover los
pies con ese ritmo que es pura droga. Seguimos con Step two, interpretada por Lilja
Brown y presentando una nueva inyección de adrenalina, el cuerpo ya nota
los síntomas parovianos. Llega Soul Fever Blues, con la increíble voz
de Muddy Waters y un ritmo que, si
no te has enganchado al disco en este instante es que no eres de este planeta.
Y si no tenías bastante con eso, escucha la joya titulada Everything of my heart. No tengo palabras para describir este tema,
sólo piel de gallina y hormigas en la punta de los dedos. La voz de Lightnin’ Hopkins nos devuelve al blues más enérgico, aderezado con unas
trompetas que ayudan a alzar el vuelo. Un impass
vigoroso titulado All grown up nos
lleva a uno de los famosos temas erótico-vintage-festivos
que han hecho famoso a Parov Stelar,
titulado Mama Talking, hasta otro
tema bajo la batuta vocal de Anduze
que nos lleva a terrenos más actuales. El primer descanso no llega hasta el
noveno tema del álbum, Beauty mark,
cantado también por Anduze pero, en
esta ocasión, llevándonos por un sendero pausado pero con una base muy hermosa.
¡Y vuelve la fiesta en la fase final del
más puro y auténtico electroswing de Parov Stelar! Marcus Füreder nos quiere ver agotados y no cejará hasta
conseguirlo. Cuba libre, con la voz
de la fallecida Mildred Bailiey, una
de las cantantes de la Paul Whiteman
Orchestra, famosa en los USA de
los años treinta, nos lanza de nuevo a la pista de baile con un tema que bien
podría haber llevado al agotamiento puro y duro a los participantes de la
película de Sydney Pollack, Danzad, danzad malditos, para pasar a Black Coffee con la voz de Wingy Manone, trompetista que le dio la
base a Glenn Miller para su famoso riff de trompeta del tema In the mood.
El sudor nos inunda pero nuestros pies no
quieren que nos demos un descanso; y llega el último tema del álbum, The ride, una fusión perfecta del electroswing de los años treinta que nos
ha acompañado en los últimos momentos, pero dando más protagonismo a la
electrónica, sea en modo trompeta o teclados. En definitiva, un final
apoteósico de uno de los mejores álbumes de este año, perdón, de esta década,
perdón, ¿de éste siglo?
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