Flora Hansen se hace llamar médium
espiritista y dice estar capacitada para hablar con los muertos. Una tarde de
agosto lee en la prensa acerca de un brutal asesinato ocurrido en un centro de
menores. Flora, con el deseo de sacarse un dinero extra, decide llamar a la
policía para contarles que el espíritu de la muerta se ha puesto en contacto
con ella, pero nadie la toma en serio. Los resultados de la investigación
técnica atribuyen la autoría del asesinato a otra de las internas, que se dio a
la fuga la misma noche de los hechos. En paradero desconocido desde entonces,
es el objetivo de todas las fuerzas policiales de la zona. Sin embargo, el
psiquiatra que las atendía insiste en su inocencia. La chica, de carácter
pacífico y reservado, jamás ha mostrado tendencias agresivas. Oficialmente, el
detective Joona Linna sólo participa en el caso como observador, pero termina
iniciando una investigación por su cuenta. Aun así, la pieza clave del puzle se
le resiste. Una y otra vez repasa el escenario del crimen: visualiza a la chica
tumbada sobre la cama ocultando la cara bajo sus manos, como si estuviera
jugando al escondite; recuerda su postura relajada, como si todavía siguiera
con vida.
Opinión: Mea culpa. La cagué, con todas las
letras; y me explico. Con Lars Kepler
o, mejor dicho, con el matrimonio sueco formado por Alexander Ahndoril y Alexandra
Coelho Ahndoril he hecho una cosa que me había prometido no hacer con
ningún escritor de novelas escandinavo, esto es, no leer sus libros por orden
de edición y, por desgracia para mí, antes de enfrentarme con el caso de La vidente, tercer caso del inspector
Joona Linna, ya había leído el libro El
hombre de arena, que es el cuarto y penúltimo editado hasta la fecha.
¿Y por qué digo todo esto? Porque los
libros de Lars Kepler están
demasiado ligados entre sí, porque, aparte del caso policial, se enfrascan
mucho en la vida personal del personaje principal, el inspector Joona Linna, y
leer un libro donde el detective está perdido por algo que no sabes qué le
ocurrió y, además, termina de un modo donde ya sabes qué ocurrirá –al haber
leído el posterior-, vamos, que te lías del mismo modo que yo os estoy liando a
vosotros con mi rollo.
¿Qué ocurre en estos casos? Pues, en mi
caso que comparas mucho más los libros entre ellos, los analizas más y
encuentras muchos más errores que aciertos, muchas más momentos desconcertantes
que conexos, y verificas la reiteración constante de los autores al tratar de
explicar situaciones íntimas del personaje.
El hombre de arena me gustó, más por el personaje negativo, el asesino en
serie Jarek Walter que es un personaje magnífico. En cambio, Joona Linna, qué
queréis que os diga, ya me da grima de tanta depresión y negatividad. Y el
argumento de La vidente está
demasiado visto. Y me he quedado a gusto.
Valoración
personal (de 0 a 10): 6,5
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