Una noche, Matt Hunter intenta, ingenuo de
él, mediar en una pelea, y acaba matando a alguien. Nueve años después, es un
ex convicto que no da nada por descontado. Olivia, su esposa, está embarazada y
los dos están a punto de comprar la casa de sus sueños. Pero una llamada
angustiosa e inexplicable, hecha desde el teléfono de Olivia, hace pedazos por
segunda vez la vida de Matt. Una historia complicada y tortuosa con una gran
carga emocional que obliga a pensar en las repercusiones que determinadas
decisiones tienen sobre las vidas de sus protagonistas.
Opinión: Digamos que estás
en una partida de póquer. Las primeras cartas hacen que te dé un vuelco el
corazón, aunque intentas disimularlo frente a los otros jugadores. Tienes una
doble pareja de reyes y damas, y si te llega otra parecida puedes conseguir un
full. Ves las caras de tus contrincantes pero no demuestran nada, como estatuas
de cera, aunque, interiormente, sabes que esta partida es tuya. Dos de ellos
pasan a la primera. Quedáis tres. Descartas una carta y esperas que se repartan
las restantes. Una carta boca abajo frente a ti. La alzas lentamente y ves una
preciosa Q en la esquina. El que se encuentra frente a ti sube la apuesta, que
tú igualas. El tercer jugador pasa. El otro vuelve a apostar y tú igualas. No
sabes por qué no subes tú. Estás demasiado emocionado. Presentas las cartas. Tu
full brilla por sí solo. Te fijas en la cara de tu contrincante que,
imperceptiblemente -¿o ha sido una sensación tuya?-, levanta la comisura
izquierda de la boca, como un amago de sonrisa. Toma con exasperante lentitud
sus cartas, las voltea y las presenta. Póquer de ases…
Leer El
inocente ha sido lo mismo. Unos primeros capítulos fantásticos, geniales,
incluso puedo decir que el prólogo es de los mejores que he leído en mi vida.
Pero llegas a la mitad de la novela y las piezas del rompecabezas van uniéndose
formando un dibujo que no se parece en nada al que pensabas que estabas
haciendo; algunas no encajan pero Harlan
Coben dice que sí y fuerza a que se unan entre ellas; y jode el dibujo,
jode la lectura y jode la partida, y quieres llegar al final, principalmente
para ver cómo sale del desaguisado, y lo terminas y dices que, bueno, a otra
cosa mariposa, y minutos después lo has olvidado.
Y es una lástima.
Dan
Brown
describió a Harlan Coben como el
maestro moderno del agárrate y no te menees. Lo que no dijo es cómo agarrarse
cuando los meneos son de tumbos esquizofrénicos.
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