Yo estuve en Canet Rock. Estuve en el concierto donde Lluís Llach cantó por primera vez Campanades a mort con su emocionante assassins de raons i de vides. Fui testigo de las correrías
policiales tras salir de un concierto de la Elèctrica Dharma. Disfruté de los Sopa de Cabra en Zeleste.
Fui… joder, ¡parezco ya el replicante de Blade
Runner recordando la puerta de Tanhauser!
Pero, reconozcámoslo, tengo una edad.
En el 2012 un grupo de chavales de Barcelona se daban a conocer en el
mundo discográfico con su primer trabajo, titulado El turista, donde ya empezaban a demostrar un especial sentido de
la producción, añadiendo a los típicos instrumentos del pop-rock, arreglos para cuerdas, y temas como Bicicletes o Pa amb oli i sal,
sonaban con cierta insistencia en las emisoras catalanas.
Tres años más tarde, Xavi de la Iglesia, Oriol
Aymat, Vassil Lambrinov i Manel Pedròs, volvían a unirse para
crear su segundo trabajo, El primer arbre
del bosc, donde demostraban los fuertes pilares que habían insinuado en su
anterior álbum y sus composiciones se hacían mucho más globales, apartándose
del típico pop-rock de barretina que
tanto había inundado la música en Catalunya
en las últimas décadas, y canciones como Amsterdam, Cartes de l’orient
o Passes la página en blanc te
dejaban con una sonrisa en los labios deseando que este grupo tuviera un buen
futuro.
Y ese futuro ha empezado a llegar este año
con la publicación del tercer disco, Equilibri,
donde Blaumut ya se ha convertido,
en mi opinión, en uno de los mejores grupos que han existido en nuestro pequeño
país, con unas composiciones que bien podrían haber firmado grupos
anglosajones, unos arreglos y unas producciones dignas de la mejor mesa de
mezclas y unas baladas que la piel de pollo se conecta casi de inmediato con
temas como el instrumental El camí dels
elefants o cantados como Atlàntida,
Houston, Equilibri o Demà donde la
voz de Xavi nos lleva a través de letras con carne y alma y las cuerdas del
cello y el violín de Oriol y Vassil, respectivamente, nos remueven las
entrañas.
Deseo que el futuro próximo de Blaumut siga teniendo la venia de las
musas y que mis oídos puedan escuchar sus composiciones.
Valoración
personal (de 0 a 10): 8,9
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