Las compañías de teatro suelen ser siempre
un hervidero de habladurías. Pero pocas son tan intrigantes como la que se
encuentra actuando en estos momentos en Oxford.
La joven y letal Yseut, actriz algo mediocre y maliciosa, es el centro de todas
las miradas, aunque su principal talento consiste en destrozar las vidas de los
hombres que la rodean. Hasta que es hallada muerta en extrañas circunstancias.
Por fortuna, entre bastidores se encuentra el excéntrico profesor Gervase Fen,
quien halla mayor placer en resolver crímenes que en enseñar literatura
inglesa. Y cuanto más investiga el caso, más cuenta se da de que todo aquel que
conocía a Yseut habría sido candidato a asesinarla; pero ¿será capaz Fen de
descubrir quién lo hizo en realidad? El cadáver de la joven ha dejado una pista
reveladora: una reproducción de un extraño anillo en forma de mosca dorada.
Este es el primer caso del extravagante y genial profesor de Oxford y sabueso aficionado Gervase
Fen, y una de las cumbres de la Edad Dorada de la novela de detectives inglesa.
Opinión: Reconozco que en
ocasiones soy muy sarcástico. Quizás sea un arma de defensa frente a la
hipocresía y el cinismo que impera en este maravilloso mundo. Puedo llegar a
reconocer igualmente que soy hiriente, especialmente cuando me tocan a
conciencia los… puntos suspensivos y me los retuercen como si estuvieran
intentando desenroscarlos de mi cuerpo. Y, finalmente, mea culpa, puedo ser un envidioso nato; aunque de esta
particularidad creo que no se salva ni Dios.
¿Y a qué viene todo esto os preguntaréis?
Pues bien, confieso que me ha salido mi vena sarcástica cuando leo que el
personaje de El misterio de la mosca
dorada, y de otras novelas de Edmund
Crispin, Gervase Fen, está considerado uno de los mejores personajes
detectivescos de la historia de la literatura inglesa, y que éste título en
concreto es uno de los referentes de la literatura detectivesca de mitad del
siglo pasado, me lleva a ser particularmente hiriente con la crítica literaria.
¿Y la envidia? Jode decirlo pero llevo
escritos dos libros, los cuales son considerados muy buenos por todos sus
lectores pero, al ser un autor novel y haberlos editado a través de una pequeña
editorial, no se han podido hacer ni siquiera un pequeño hueco en el mercado.
Después lees libros como El misterio de
la mosca dorada, una joya de la
literatura según críticos y me repatea los higadillos, por decirlo suavemente.
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