Enigma creó un éxito
comercial inesperado en 1990 al mezclar ritmos Soul II Soul con canto gregoriano, zampoñas sintetizadas, voces
femeninas susurrando sensualmente en francés y guitarras de los 80, en su álbum
de debut, titulado MCMXC AD. Tras ese
genial trabajo, el productor rumano Michel
Cretu, bajo su seudónimo Enigma,
se convirtió en uno de los músicos y productores más influyentes de la escena
musical de finales del siglo XX, provocando un gran cambio en el paisaje de la
música new age e impulsando hasta
cotas insospechadas la creación del género chillout.
The
fall of a rebel angel
es el octavo trabajo de Enigma, ocho
años más tarde de su último álbum, Seven
lives, many faces, y lo primero que te sorprenda es cómo suena. A
diferencia de sus compañeros de la new
age, que han estado trabajando con el mismo sonido sintetizado durante los
últimos treinta años, cada tema de The
fall of a rebel angel se presenta con una producción de una calidad extrema
y una sensación innovadora, y todo ello sin alterar ni un ápice el toque
inconfundible de Enigma, esto es, cantos gregorianos, ritmos medio tiempo,
atmósfera suave, sintetizadores en segundo término y voces femeninas
susurrantes.
Aunque he de reconocer que el álbum tiene
sus puntos débiles, por ejemplo las voces en The Die Is Cast realmente cruzan la línea del buen gusto, me
declaro culpable de amar incondicionalmente todo lo que huela y suene a Enigma, pero para un álbum que lleva por título la caída de
un ángel rebelde, me hubiera gustado ver algo realmente rebelde. Enigma, que tiene el valor de mezclar Agnus Dei con mujeres gimiendo sugerentemente,
me parece que, en varios momentos, confunde la rebeldía con el voyeurismo puro
y duro.
Pero, a fin de cuentas, es Enigma. Punto.
Valoración personal (de 0 a 10): 8,2
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