París, 1759: apenas un par de
años antes el joven Volnay, pese a su poca simpatía por la monarquía, salvó a
Luis XV de la muerte en el atentado perpetrado por Damiens, y agradecido el
monarca creó para él el cargo de comisario de las muertes extrañas. Por eso, al
ser hallado el cadáver de una mujer sin rostro en París, el caballero de Volnay se encarga del caso. Para empezar,
encuentra en el cuerpo una misteriosa carta con el sello del rey, y la
presencia del libertino Casanova en
el lugar del crimen no deja de intrigarle. A petición del comisario, los restos
de la joven no son trasladados al depósito del Châtelet, sino confiados a su ayudante, un monje tan erudito como
hereje. La autopsia y los primeros elementos de la investigación conducen muy
pronto a Volnay a Versalles, al
gabinete del rey, a las casas acondicionadas para la marquesa de Pompadour en el Parque de los Ciervos y
al laboratorio del enigmático conde de Saint-Germain...
Con una escritura ágil y elegante, Olivier
Barde-Cabuçon construye una magnífica novela negra protagonizada por un
personaje de gran originalidad y, a la vez, nos ofrece el espléndido retrato de
un fascinante periodo histórico.
Opinión: Uno de los mayores
halagos que puedes hacerle a una lectura es que no has podido dejar de leer
desde la primera página. En la orilla contraria se encuentra el decepcionante
momento en que una lectura que te ha subyugado en todo momento decae
incomprensiblemente hasta el punto de desear terminarlo lo antes posible para
empezar otra lectura.
No digo que con Casanova y la mujer sin rostro me haya ocurrido esto último… pero
casi; aunque reconozco que la fuerza de las tres cuartas partes iniciales del
libro me ayudaron a subir la cuesta hacia un final que, desgraciadamente, ya
visualicé mucho antes.
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