Ir descubriendo cuidadosamente las mentiras
con las que vivimos es el núcleo central de estos hermosos relatos melancólicos
y sin concesiones: una mujer que comprende que lo que ha dado sentido a su vida
ya no funciona, se pone a buscar y encuentra al hombre del que se enamoró
cuando era una estudiante; un hijo quiere saber quién es su padre y emprende un
viaje con él; un hombre que padece una enfermedad incurable organiza un veraneo
con su familia; un pasajero de un vuelo oye la confesión vital de su vecino de
asiento, ¿o no son más que puras patrañas? ¿Por qué intenta un hombre joven,
padre de una niña, alejar a su exitosa mujer del mundo? ¿Qué lleva a un amante
a mentir una y otra vez a su amada y a perderla y perderse él mismo con sus
mentiras? ¿Cómo librarse de las ataduras que mantienen a alguien ligado a su
antigua vida cuando un amor en la madurez promete una vida nueva?
Opinión:
Bernhard Schlink
es un maestro de la palabra, como ya queda demostrado en novelas tan
renombradas e impactantes como El lector
o la saga de Selb, y como soy un apasionado de los relatos cortos, una novela
de relatos escrita por el autor alemán me sedujo desde el primer momento. Y
debo decir que no me ha decepcionado… en su conjunto. Quizás deba aclarar estos
puntos suspensivos. Sigo pensando que Bernhard
Schlink es un artista de la palabra, sigo creyendo que es un escritor
fantástico y que sus relatos tienen cuerpo, pero… sinceramente, no sé cómo
explicarlo; a pesar de estar hablando de relatos cortos, más de la mitad de
ellos se me han hecho largos. ¿No os ha ocurrido nunca escuchar un trabajo
discográfico, descubrir que cada canción, por separado, es muy buena pero que,
al unirlas, desaparece el encanto? Más de una y dos veces he pensado que, si
hubieran compaginado el álbum de otro modo –es decir, colocar los temas en un
orden diferente- quizás, el resultado hubiera sido mejor. Pues con este libro
me ha sucedido algo muy parecido; relatos buenos pero con una unión
incoherente. No sé si me he explicado bien o si mi comentario es inconexo, pero
la sensación tras la lectura de Mentiras
de verano ha sido exactamente esa.
Valoración
personal (de 0 a 10): 6,6
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