Roma, 1624. Se descubre
el cadáver de un hombre aplastado en una prensa tipográfica. Un investigador
cuyo pasado es un misterio, que utiliza métodos científicos y es experto en
demonología y brujería, se hace cargo de la investigación. Con la figura de Girolamo
Svampa nace un extraordinario detective que se enfrenta a un intrincado
misterio justo cuando la difusión de la imprenta está empezando a resquebrajar
los muros del oscurantismo.
Opinión: Girolamo Svampa,
un dominico con un pasado tortuoso, es nombrado comisionado por el maestro del
palacio del Vaticano para investigar
un asesinato un tanto espeluznante; fray Pietro Rebiba, un consultor del
Índice, es encontrado muerto en una imprenta. El cadáver está aplastado por la
misma imprenta y en la boca tiene varias hojas de una de esas publicaciones que
el Índice no quiere que se lean.
Un antagonista, aunque mejor sería
definirlo como coprotagonista, es Francesco Capiferri, que también es dominico
y secretario de la Congregación del Índice. Tiene una memoria prodigiosa, que es
muy útil para él. Capifferi sospecha de Svampa porque no le gusta que un
comisionado externo sea el que realice la investigación.
Y luego está Roma, que Marcello Simoni
describe con precisión, quizás con excesiva precisión, una Roma que hace del convento de Santa
Maria sopra Minerva, un prestigioso convento dominico, su corazón, pero que
serpentea por las calles y callejones, iglesias y palacios, miserias y nobleza,
religiosos y laicos, el Vaticano y
el populacho. Sobre todo, una Roma
de tipografías, con el fuerte olor de las tintas, las matrices de letras -se
hace especial hincapié en las zoomorfas-, las máquinas, las familias
tipográficas, las ligaduras y los distintos tipos de papel. Pequeños detalles
que sin duda apreciarán aquellos que se mueven en el mundo de los libros pero
que, para los profanos, llega a ser tedioso.
Hay todos los elementos para que La marca del inquisidor sea un thriller
histórico de gran éxito comercial pero, a pesar de todo: título, portada,
época, argumento,…, creo que yo no comulgaré con esta rueda de molino.
La historia está ambientada en la Roma del
siglo XVII, y sin embargo el autor no ha logrado recrear el entorno histórico,
la eclosión de los personajes me pareció insuficiente e incluso el estilo no
ayuda.
En algunas de esas críticas de márqueting con
las que las editoriales quieren promocionar sus novedades, llegaban a comparar
a Marcello Simoni con Dan Brown o Umberto Eco. Pues vale, pues muy bien, pero para llegar al nivel de
El nombre de la rosa o El código da Vinci, Marcello Simoni debe comer mucha sopa todavía.
Además, y no puedo dejar de mencionarlo, el
protagonista, Girolamo Svampa, es un tipo que me cae mal y punto. De acuerdo
que lo has pasado mal desde su infancia pero, por favor, deja tu mal humor,
agresividad, mal carácter y malos modos a un lado. Te irá un poco mejor en la
vida, Girolamo.
Valoración personal (de 0 a 10): 6,8
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