Hora: 22:00
Precio: ¿?
Lugar: Palau Sant Jordi
Artista: DEPECHE MODE
Actuaron dos días
en un Palau Sant Jordi que agotó las
entradas de los dos conciertos, es decir, como en cada ocasión que han venido
los de Basildon, la asistencia fue
un éxito rotundo; pero es que el concierto no decepcionó en ningún instante.
Empezaron con A pain that I’m used to, la canción cuya
sirena de alarma anunciaba el regreso de Depeche
Mode con su onceavo disco, titulado Playing
the angel.
Dave Gahan, con americana, y Martin L. Gore, a la guitarra y con un disfraz negro bastante
original y –por qué no decirlo, hortera a parir-, se convirtieron desde el
segundo uno en las estrellas de la noche, secundados por un batería y un
teclista que secundaba a un Andy
Fletcher en segundo plano. Posteriormente, sonaron otros dos temas nuevos, John the revelator y Precious, alternados con algunos
clásicos como Question of time y Policy of truth.
El concierto fue tornándose más
duro, agresivo, descarnado, motivado tanto por el repertorio
seleccionado como por la simbiosis con la vestimenta de Dave Gahan –empezó el concierto vestido, luego con levita y,
finalmente, a pecho descubierto- y su perfecta comunión con un público que nos habíamos
entregado incondicionalmente a sus creaciones. Una pasarela ayudaba a crear una
unión más perfecta, pasarela por la que Gahan
y Gore dejaban adorarse. Al fondo
del escenario, unas pantallas proyectaban palabras (dolor, sinceridad, vicio,
culpa, amor,…) y un diseño futurista en
los teclados daban ese aspecto depechemodiano
puro. Sin olvidarnos de la gran esfera colgada sobre el escenario.
El nuevo repertorio fue sonando, Suffer
well, The sinner, Macro y especialmente, Home, donde Dave se dio su particular baño
de multitudes particular. Y se inició el asalto final, con un increíble I fell you, para pasar a Behind the wheel, World ¡n my eyes, Personal
Jesus y Enjoy the silence, es
decir, un repóquer de temas de esos que te hacen tirar tus cartas sobre la mesa
desesperado y sabiendo que te han vapuleado de lo lindo.
Tras la típica fingida despedida, el turno de bises se inició con Shake the disease para pasar al
clásiquísimo Just can’t get enough, Everything counts, Never let me down again y Goodnight
lovers fue el tema de despedida final.
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