Sí. Lo confieso. Soy un ferviente admirador de todo
lo que suene, huela o tenga sabor a Bill
Leeb y Rhys Fulber, sea bajo el
nombre de Delerium, Conjure One, Synaesthesia, Front Line
Assembly o Fauxliage. Su forma
de componer, de producir o de crear me lleva a vivir momentos excepcionales. Es
obvio que, cada vez que sale un disco con su sello personal, me convierta en un
gato Jinks frente a sus pessessitos doraos.
Mythology es el último trabajo del dúo bajo el nombre de Delerium y, aunque no llega a la altura
celestial de Karma, editado en 1997 y
-opinión absolutely personal-, una
auténtica obra maestra, sí que puede equipararse a otros excelentes trabajos de
la talla de Poem, Chimera o Nuages du monde, entre otros.
Leo la opinión de algunos críticos comentando la
reiteración de sus sonidos envolventes, la insistente repetición de sus
cadencias y sus ritmos y, por un lado estoy de acuerdo y por otro me importa un
huevo; también grandes compositores de la música han llevado su carrera hacia
un estilo muy concreto –ejemplos como la mayoría de los intérpretes de estilo country, o los melódicos, o los
flamenquitos, o los AOR, o… -, pero cuando un estilo de música te lleva, te
llena, te acompaña en cualquier momento que lo escuches y –por qué no decirlo,
te provoca una envidia sana-, no me importa que lo llamen redundante, seguiré
siendo un deleriumaníaco forever.
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