Un plan para acabar con la vida de Enrique IV difícilmente puede llevarse
en absoluto secreto en una Francia
que a principios del siglo XVII está plagada de espías y confidentes, pero aun
así la identidad de los conspiradores es un auténtico enigma. Thomas de
Pommone, conde de Nissac y el más excelso marino al servicio de la Corona, será
el encargado de llevar a cabo la investigación, pero no por ello se le eximirá
de sus otras misiones: limpiar el Levante de piratas y hostigar a los
españoles.
Opinión: Novela histórica,
de capa y espada y velamen al viento. Novela que te recuerda las películas hollywoodianas con Errol Flynn o Tyrone Power
pero sin tanta gomina y más mierda en los calzones.
Personajes muy bien descritos y
presentados, tanto los malos como los buenos –aunque Thomas de Pommone pueda
semejar demasiado a un Batman
invencible-, los inicios del siglo XVII de la Francia del rey Enrique IV
y el cardenal Richelieu -como obispo
de Luçon todavía, no como primer
ministro, cargo que tuvo bajo el reinado de Luís XIII- te penetra cual historia de mosqueteros pero más naval,
desde los hielos de Dinamarca hasta
las costas africanas, en lucha continua con los piratas y las hordas españolas.
Frédéric
H. Fajardie
sabe llevarnos con viento de popa de principio a fin, enviándome a mi infancia
frente a la lectura de las aventuras escritas por Emilio Salgari. El ladrón del
viento es un libro de aventuras, es una novela histórica y es una gozada de
lectura.
Valoración personal
(de 0 a 10): 7,9
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