En el siglo IX, Barcelona se encontraba en los confines más lejanos del Sacro
Imperio. Gobernada por los francos desde la distancia, la ciudad, de apenas mil
quinientas almas, se había convertido en una tierra abandonada, asolada por
intentos de conquista de los sarracenos y las hordas salvajes, y sometida a la
tiranía de unos nobles corruptos que explotaban a sus habitantes.
A esa tierra maldita llega el joven obispo
Frodoí. Recién nombrado para el cargo por el rey franco, su destino se asemeja
más a un castigo que a un honor, pero algo en su interior, la rebeldía y
ambición que le son innatas, le lleva a aceptar el reto y viajar hasta allí
acompañado por una comitiva de colonos, que anhelan una nueva oportunidad en la
última frontera.
Su primera impresión no puede ser más
desoladora, pero pronto caerá rendido a los encantos de una enigmática dama, la
noble Goda, que ama la ciudad por encima de todo. Juntos iniciarán una lucha
estoica por dotar de un linaje sucesorio propio a esa tierra dejada de la mano
de Dios. Y también contarán con la ayuda del valiente Isembard de Tenes, de
noble cuna; y de otras personas humildes como la ingeniosa Elisia, la
tabernera, que intentarán sacar a Barcelona del foso de desesperanza que parece
ser su único destino, aunque para ello necesiten emplear todas sus fuerzas, su
inteligencia y su fe en un Dios que parece empeñado en darles la espalda.
Opinón: Ayer por la noche
en televisión se pudo ver el primer capítulo de la serie La catedral del mar, basada en la novela del mismo título y escrita
por Ildefonso Falcones, una novela
que leí hace bastantes años pero de la que guardo un mejor recuerdo por su
intensidad, su pasión, su argumento, la trama de los personajes y que estaba
basada en esa ciudad de Barcelona
que tanto amo.
La lectura de La tierra maldita de Juan
Francisco Ferrándiz me ha provocado el mismo placer que el best-seller de Falcones, por lo que
he disfrutado como un enano arropándome con las casi setecientas páginas de
este libro basado en la Barcelona
del siglo IX, una Barcelona desolada, ubicada en el límite entre las tierras cristianas y las sarracenas,
perdida en la pobreza y olvidada por todos, hasta que una serie de personajes
–y todos con una historia muy bien concebida, argumentada y finalizada-, tratan
de hacer lo posible para que esa Barcelona
tenga un poco más de vida y de renombre.
He de reconocer el increíble trabajo de
documentación y búsqueda que Juan Francisco
Ferrándiz debe haber realizado para escribir esta fantástica novela, pues
–y esto es uno de los alicientes de poseer internet en el móvil-, más de una y
cinco veces me vi buscando la vida y milagros de ciertos personajes, todos
ellos reales y con una buena enjundia en las diferentes tramas.
Felicidades al autor por haberme dado estos
días de felicidad literaria, de haber escrito de una época de mi ciudad del que
era absolutamente ignorante y desearle que, quizás en unos años, su novela
pueda ser llevada también a la pequeña pantalla porque lo tiene todo para ser
una gran producción.
Valoración
personal (de 0 a 10): 9
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