Su cuerpo está congelado. Sus ojos abiertos han visto la muerte.
Sus labios, delicadamente separados, parecen estar a punto de decir algo.
Un joven descubre el cadáver de la chica debajo de un gruesa capa de hielo en un parque del sur de Londres.
La detertive Erika Foster será la encargada de dirigir la investigación del caso, mientras lucha contra sus pripios demonios personales. Cuando Erika comienza a indagar en el pasado de la víctima, todo parece apuntar que su asesinato está conectado con el homicidio de otras tres mujeres que han sido encontradas con signos de estrangulación, las manos atadas y, sospechosamente, también bajos las aguas congeladas de otros lagos en Londres.
Poco a poco, Erika se aproxima a la verdad, sin sospechar que el asesina quizás también la observa y se acerca cada vez más a ella.
Opinión: Estoy seguro que a todos los lectores del mundo les ha ocurrido haber comenzado la lectura de un libro que reúne todas aquellas características que lo hacen apetecible: buena portada, interesante sinopsis, esperanzador inicio tras haber leído la primera página de hurtadillas en la misma librería y, finalmente, saber que ha tenido éxito y que sido traducido a varios idiomas y que bla bla bla y, finalmente, madre de todas las incongruencias, resulta que al terminar el libro, la impresión final que te llevas es que has leído libros mucho mejores sin la portada tan impactante, con una sinopsis no tan interesante y, especialmente doloroso, menos exitosas y no tan traducidas.
Un joven descubre el cadáver de la chica debajo de un gruesa capa de hielo en un parque del sur de Londres.
La detertive Erika Foster será la encargada de dirigir la investigación del caso, mientras lucha contra sus pripios demonios personales. Cuando Erika comienza a indagar en el pasado de la víctima, todo parece apuntar que su asesinato está conectado con el homicidio de otras tres mujeres que han sido encontradas con signos de estrangulación, las manos atadas y, sospechosamente, también bajos las aguas congeladas de otros lagos en Londres.
Poco a poco, Erika se aproxima a la verdad, sin sospechar que el asesina quizás también la observa y se acerca cada vez más a ella.
Opinión: Estoy seguro que a todos los lectores del mundo les ha ocurrido haber comenzado la lectura de un libro que reúne todas aquellas características que lo hacen apetecible: buena portada, interesante sinopsis, esperanzador inicio tras haber leído la primera página de hurtadillas en la misma librería y, finalmente, saber que ha tenido éxito y que sido traducido a varios idiomas y que bla bla bla y, finalmente, madre de todas las incongruencias, resulta que al terminar el libro, la impresión final que te llevas es que has leído libros mucho mejores sin la portada tan impactante, con una sinopsis no tan interesante y, especialmente doloroso, menos exitosas y no tan traducidas.
Segurísimo que a más de una y más de uno le
ha ocurrido lo que he descrito anteriormente; y si no te ha ocurrido a ti,
espero y deseo que no te ocurra nunca, porque te quedas con una sensación de
despiste mental que se ramifica hacia tu mandíbula inferior, la cual se abre
inconscientemente, quedándote con cara de idiota.
Te
veré bajo el hielo
me ha decepcionado. Mucho. Demasiado. Que una novela de asesino en serie
finalice por una puta chiripa –no, no os preocupéis que no desvelaré nada por
si alguien sigue teniendo el deseo de leerlo-, es algo que lo puede hacer
cualquiera, te consideres escritor o no.
Dice la publicidad que es el primer caso de
la inspectora Erika Foster; pues para mí que va a ser el primero y el último
que leo de Robert Bryndza.
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