Don Fernando, la vida deseada
El domingo 10 de Junio de 1973, en la sección “Seleccione su libro”, el periódico La Vanguardia publicaba el siguiente anuncio: <DON FERNANDO. Fernand Fournier-Aubry. 469 págs. Ilustrado. 275 ptas. Aclamado en Francia e Inglaterra como "otro Papillón". Dijo "Paris Match": Es el "Bestseller de la aventura">. A ver, digamos que comparar a Don Fernando con Papillón es como comparar a "el Lute” con Miguel de la Cuadra Salcedo pero, aparte de esto, el libro autobiográfico de Fernand Fournier-Aubry, más conocido como Don Fernando, y presentado por André Voisin es uno de los libros que más he leído en mi vida. Nunca he sido un idólatra, pero si tuviera que escoger a alguien como guía en mi camino de la vida sería, sin lugar a dudas, Don Fernando. Fernand Fournier-Aubry nació a finales de 1901 en Saint-Maure-des-Fossés, hijo de una familia burguesa francesa y murió en las vísperas de Navidad de 1972. A los 19 años marchó hacia Dakar, capital de Senegal, con un billete pagado por su padre, el cual había sido aventurero marino (llegó a atravesar el estrecho de Magallanes con un tres palos), Fernand vivió sus siguientes cincuenta años movid
o por una sola pasión, la búsqueda de la libertad en los últimos grandes espacios vírgenes de la Tierra. Sus hogares fueron el África negra (1919-1929), la jungla amazónica (1935-1942), las islas del Pacífico (1942-1954) y el Asia más profunda y misteriosa (1955-1956). "No puedes resistirte al viento de la aventura. Cuando sopla, lo percibo y le obedezco." Éste fue el credo de Fernand Fournier-Aubry, soldado de fortuna, buscador de tesoros, contrabandista, explorador, comerciante de droga, cazador y amante. Pronto la supervivencia en las selvas más ásperas y brutales del mundo se convirtió en su estilo de vida, su patio y su lugar de trabajo. Durante esos años, Don Fernando amó a muchas mujeres, engendró muchos niños e hizo varias fortunas en su vida, cazando y vendiendo hígados de tiburón, maderas exóticas, oro, opio y no sabiendo nunca si, al día siguiente, la gente, los animales o los elementos naturals que se encontrara serían amigos o enemigos. Irreverente aunque con un esperanzador espíritu romántico, Don Fernando mira, a través del libro de su vida, “Don Fernando”, una odisea vital y asombrosa que duró cincuenta años.
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