lunes, 31 de diciembre de 2012

Hasta luego 2012, y si te he visto no me acuerdo


Hoy termina 2012. Hoy termina un año que la gran mayoría desearía que nunca hubiera existido, que nunca lo hubiéramos querido vivir. 
Hoy termina el año de los recortes en políticas sociales, de las revoluciones populares en los países árabes, de la hipocresía política elevada a la máxima potencia, de la oficialidad de la mentira frente a los micrófonos, de la confirmación –si no lo teníamos claro ya- del cinismo eclesiástico al seguir fomentando las manifestaciones pro-familia y anti-aborto antes de luchar por los derechos rotos, destrozados, marginados y pisoteados de la gente más desfavorecida. 
Hoy termina el que se dijo que sería el año de la desaparición de la humanidad, sin darse cuenta que poco les ha faltado en conseguirlo, y no precisamente por culpa de los mayas sino de gente como Bashad El-Assad, Kim Jong Il, Terry Jones, Aymán al-Zawahirí, Omar al-Bashir, Adam Lanza entre otros. 
Hoy termina el año donde un gran número de políticos han mostrado su verdadero rostro… aunque… puestos a pensar, esto ocurre cada año, ¿no? Quizás sí pero, ¿de qué sirve si además se les vota? 
Siempre he sido una persona con tendencia al optimismo, de esos tipos que racionaliza las realidades para tratar de encontrar siempre la botella medio llena, que posee una gran fuerza de voluntad para encontrar casi siempre la parte positiva de las cosas –always look on the bright side of life, ¿verdad?-, pero puedo prometer y prometo que este año que termina me ha puesto las cosas muy difíciles, realmente difíciles. No huyo de la realidad pero, a partir de mañana, cuando gire la mirada hacia atrás, preferiré pensar en los Felix Baumgartner, Michael Phelps, Gangnam Style o Leo Messi que en los Wert, Rajoy, Mourinho, Losantos y Rouco de las narices. 
Hoy termina 2012. Hoy termina una pesadilla. 
Lo jodido es que el 2013 no tiene muchas perspectivas positivas. Es igual, las fuerzas las tenemos indemnes. El primero de enero de cada año nuestras fuerzas están intactas ¿no?




jueves, 20 de diciembre de 2012

Mis pececitos doraos - Cine: Blade Runner de Ridley Scott

- He visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión...He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser...Todos esos momentos se perderán... en el tiempo, como lágrimas...en la lluvia...Es hora, de morir. 
- No sé por qué me salvó la vida. Quizá en esos últimos momentos amaba la vida más de lo que la había amado nunca, no sólo su vida, la vida de todos, mi vida. Todo lo que él quería eran las mismas respuestas que todos buscamos: ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿cuánto tiempo me queda? Todo lo que yo podía hacer era sentarme allí y verle morir. 

Quien haya visto Blade Runner reconocerá sin ninguna duda estas dos increíbles y fascinantes frases. La primera dicha por Roy Batty, el androide interpretado por Rutger Hauer y la segunda la piensa Deckard, el cazareplicantes interpretado por Harrison Ford frente al húmedo final de Batty. 
Quien haya visto Blade Runner habrá notado como se le ponían los pelos de punta ante la belleza, plano por plano, de esa escena inolvidable. 
Quien ha visto Blade Runner no la olvida nunca, no solamente por considerarse una de las mejores películas de la historia del cine –algo muy frío si lo lees así-, sino porque es una película muy especial; es de ciencia ficción pero gusta incluso a los poco amantes de los efectos especiales, es futurista pero no tiene edad, es hidropresiva pero te deja sediento de más, está hecha de fotogramas pero casi le puedes descubrir los versos poéticos entre toma y toma, unidos intrínsecamente con -y por- las mágicas, creativas y espectaculares notas de la banda sonora compuesta por Vangelis
Basada en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick, mención aparte merece quien la plasmó en imágenes, Ridley Scott quien, a mi modesto entender es uno de los mejores directores cinematográficos de los últimos treinta años. 
Su forma de dirigir y de planificar, su perfeccionismo y mesura, su versatilidad y entusiasmo han creado auténticas obras de arte, y Blade Runner merece estar en el Olimpo del cine.

La nieta del señor Linh de Philippe Claudel

Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un anciano desembarca en un país que podría ser Francia, donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta, un bebé llamado Sang Diu, que en su idioma significa «Mañana dulce», una niña tranquila que duerme siempre que el abuelo tararee su nana, la melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la familia. Instalado en un piso de acogida, el señor Linh sólo se preocupa por su nieta, su única razón de existir hasta que conoce al señor Bark, un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente. Un afecto espontáneo surge entre estos dos solitarios que hablan distintas lenguas, pero que son capaces de comprenderse en silencio y a través de pequeños gestos. Ambos se encuentran regularmente en un banco del parque hasta que, una mañana, los servicios sociales conducen al señor Linh a un hospicio que no está autorizado a abandonar. El señor Linh consigue, sin embargo, escapar con Sang Diu y adentrarse en la ciudad desconocida, decidido a encontrar a su único amigo. Su coraje y determinación lo conducirán a un inesperado desenlace, profundamente conmovedor. 

Opinión: Son solamente ciento veintiséis páginas. Hay quien lo consideraría más un folletín largo que una novela. Hay quien creería que, por este número de páginas, mejor no editarlo como libro sino como un conjunto de relatos. Hay quien, hay quien; que de opiniones hay para todos los gustos. Pero estas ciento veintiséis páginas me han permitido adentrarme en una auténtica NOVELA. Sí, no me he equivocado, lo he escrito en mayúsculas. La nieta del señor Linh es pura belleza, pura interioridad que se desborda hacia el exterior, puro arte de la escritura, pura magia con letras, puro viaje hacia lo insondable de la propia alma. Cada palabra no dicha por el señor Linh, cada visión filtrada a través de sus viejos y cansados ojos, cada gesto corporal del señor Bark, cada imagen que percibes de Sang Diu, son explosiones de magnificencia, inspiraciones de un aire especial. 
Philippe Claudel ha conseguido, en ciento veintiséis páginas, lo que muchos autores no pueden ni con más de quinientas: a través de los ojos, entrar en tu interior y tocarte en lo más profundo, desde el principio hasta su inesperado y conmovedor final. 

Valoración personal (de 0 a 10): 8,9

martes, 18 de diciembre de 2012

Mis pececitos doraos - Literatura: Han matado un hombre, han roto un paisaje de Francisco Candel

En esta novela Francisco Candel nos sugiere, desde el título, el sentido elegíaco de esa impresionante obra poética, de eses epitafio que va a relatarnos. El hombre morirá. Y el paisaje recibirá el hachazo de una herida sangrante. Hombre y paisaje serán los protagonistas del relato, alternativamente, capítulo a capítulo. Trágicamente destinados ambos a la muerte, a la marginación, a la destrucción. 
A mitad de camino Candel nos sorprende con el canto enamorado a una barraca, a la barraca como símbolo de esa etapa lacerante de la vida del hombre y del paisaje suburbano. En el conjunto de la obra candeliana, es la novela que mejor retrata la amargura de una posguerra miserable. El contrapunto de la novela es, tal vez, ese cura que absuelve al protagonista en la hora del pan y del perdón. 

Tuve la gran oportunidad de conocer a Francisco Candel, a Paco, sentados los dos en las butacas situadas en la pequeña pero coqueta sala de estar, frente a ese luminoso balcón orientado hacia el paseo de la Zona Franca, orientado hacia la zona donde casi todos los personajes de sus novelas nacieron, vivieron, sufrieron, jodieron y la espicharon. Mientras su mujer preparaba una bandeja de pastas en la cocina, Paco me mostraba retazos de sus impresionantes pinturas en prosa –porque yo siempre seré de los que consideraré a Francisco Candel como un poeta sin métrica ni de contar sílabas, sino de frases de lágrima a mandíbula batiente o de risa con la curva de los labios hacia abajo. 

Mis ojos se iban hacia las remozadas calles entre la montaña de Montjuich y el río Llobregat, en Can Tunis, en el mismo sitio donde el mismo Paco se crió e inició sus pasos como cronista oficial del barrio, tal y como dejó bien claro en Donde la ciudad cambia su nombre, novela que no pocos problemas le produjo entre sus vecinos; tantos problemas que la unión de ellos le condujo a escribir Dios la que se armó
Y tras su más aclamada novela, Los otros catalanes, Francisco Candel creó al Grúa, y a su hijo, y a su madre, y a sus vecinos, y sus amores, y sus callos vitales, y sus insultos de pus, y sus cagadas. 

De vez en cuando, mi mano tomaba una pasta de la bandeja, mientras le comentaba la importancia que Han matado un hombre, han roto un paisaje tuvo en mi deseo de escribir algún día un libro, de cómo la vida del Gruica y todos los demás personajes de esa novela me llevó a viajes increíbles sin salir de mi habitación, sin otra luz que la de una bombilla en el flexo que se encontraba sobre la mesita de estudios, en el barrio donde yo nací, en la mal conocida como La Verneda, y más concretamente junto a la zona de la Perona, sucesora de la podredumbre, la miseria y de la mano larga que Francisco Candel, Paco para los amigos, conoció durante su infancia, durante su juventud. 
Y mientras su mujer le acariciaba la mano que reposaba sobre el brazo del sillón, vi que sus ojos penetraban en los míos y me hizo feliz. Porque, en ese momento, me sentí comprendido, animado y con unas ganas enormes de cumplir mi sueño de escribir.

Mis pececitos doraos - Música: Diamond Dogs de David Bowie

David Robert Jones, Brixton, lápiz clavado en el ojo por su amigo George Underwood y que le confiere un halo único, místico, especial, enigmático, irreal, lánguido, etéreo, inclasificable, surreal, pantomímico, asimétrico, romántico, insolente, alienígena, volátil, abstracto, grácil, obscuro, sensible, oculto, novelesco, clandestino, exótico, arcano, espiritual, arrebatador, impúdico, desgarrador, gentleman, altanero, ofensivo, impar, distintivo, orgulloso, individual,..., Bowie, David. 

Los post-Spiders from Mars, los seguidores del Ziggy ha muerto, Dios salve al apocalípsis se mantienen juntos, inabordables, incansables, invencibles, arropándole, acompañándole, untándole y vigilándole; Alan Parker como segundo guitarra, Herbie Flowers al bajo, Tony Newman a la batería y Mike Garson a los teclados. El resto de los instrumentos tocados por Él, por Ziggy-Aladin-Major Tom-White Duke-Chameleon, por todos en uno, por el hijo de un perro y una arpía, cuidador de los mejores amigos de Marilyn Monroe, por el Gran Diamond Dogs

Sweet Thing, Candidate, Rebel Rebel, 1984, Rock’n’Roll With Me, We are the Dead, Big Brother, Future Legend, Diamond Dogs, Chant of the Ever Skeletal Family y Dodo. Trece temas, cuarenta y seis minutos de perfección soul & funk & rock que te llevan a un éxtasis donde la música, y sólo la música, se convierte en la droga más adictiva que se ha creado jamás. 

Grabado entre Londres y Hilversum, Diamond Dogs se publicó el 24 de abril de 1974. Yo tenía 13 años y empezaba a vivir. 

Rebel rebel, you’ve torn your dress 
Rebel rebel, your face is a mess 
Rebel rebel, how could they know? 
Hot tramp, I love you so!

lunes, 10 de diciembre de 2012

El invierno de Frankie Machine de Don Winslow

Frank es un hombre tranquilo. Tiene 62 años, vive retirado en la costa de San Diego —donde regenta una tienda— y es todo un caballero. Le gusta dejar reposar el café durante cuatro minutos exactamente, los cuales emplea en vestirse; el bocadillo que prepara con una fina lámina de mantequilla todas las mañanas tiene que envolverse en una servilleta de hilo para que no se enfríe; tiene un par de abonos para la ópera, a la que acude con su novia, Donna; posteriormente la invita a cenar no en cualquier restaurante; su hija, Jill, es una prometedora estudiante de Medicina en UCLA
Frank siempre está dispuesto a ayudar a todos y a dar un buen consejo... hasta que, claro, le tocan la familia. Entonces no querrás haberle conocido ni haberte cruzado jamás con él, ni saber por qué en el mundo de la mafia se le conocía como Frankie, la Máquina, una auténtica leyenda... 

Opinión: ¡Qué lástima haberme iniciado con El poder del perro, porque si hubiera empezado mi andadura por las obras de Don Winslow entre las líneas de El invierno de Frankie Machine, estoy convencido que mi valoración sería más alta! 
Con todo ello no estoy diciendo que esta novela no sea un trallazo en el plexo solar, y que la historia de Frank no sea seductora pero: 
a) El perro tiene demasiado poder y no hay comparación posible
b) Frankie Machine podría ser el socio de Tony Soprano y nadie lo pondría en duda.
c) Es agradable comprobar cómo El Padrino ha tenido una gran influencia en todo lo que huele a mafia desde su estreno
d) El final. Como es lógico, no lo desvelaré pero… ¿cómo decirlo?... lo diré con un consejo. Leedlo porque el libro –completo- vale la pena. 

Valoración personal (de 0 a 10): 7,1

viernes, 7 de diciembre de 2012

Mis pececitos doraos - Cine: El último tango en París

- Escucha,... quiero que nos miremos uno al otro... si. Es bonito no saber nada el uno del otro. 
- Si 
- Tú no tienes nombre y yo tampoco tengo nombre. No hay nombres. Aquí no tenemos nombre. 
- ¿Estás loco? 
- Es posible que lo esté pero no quiero saber nada de ti. No quiero saber donde vives, ni de donde eres. No quiero saber absolutamente nada de nada. ¿Me has comprendido? 
- Me asustas. 
- Nada. Tú y yo nos encontraremos aquí sin saber nada de lo que nos ocurra fuera, ¿de acuerdo? 
- Pero, ¿por qué? 
- Pues porque… aquí no hace falta saber nombre, no es necesario. ¿No lo comprendes? Venimos a olvidar, a olvidar todas las cosas, absolutamente todas. Olvidaremos a las personas, lo que sabemos, todo lo que hemos hecho. Vamos a olvidar donde vivimos, olvidarlo todo. 
- Yo no podré, ¿tú si? 
- No lo se. ¿Tienes miedo? 
- No. 

Este es uno de los pocos, pero increíbles diálogos entre Paul, norteamericano recién enviudado y Jeanne, veinteañera parisina y novia de un director amateur de cine. Este es uno de los infinitos excelentes momentos que posee esta película, dirigida por Bernardo Bertolucci e interpretada por Marlon Brando, Maria Schneider y Jean-Pierre Léaud. Y esta es la película que más veces he visto en mi vida y que, de vez en cuando, necesito volver a desempolvar el video y disfrutar de ella de nuevo. 
Dice la leyenda que el guion de la película era de un folio solamente, que todo se realizó con una sola cámara y que las escenas las iban preparando Bertolucci y Brando casi en el momento en que las filmaban. Un ejemplo de ello, fue la declaración que Maria Schneider hizo años más tarde, hablando de la famosa escena de la sodomización de Paul a Jeanne valiéndose de un poco de mantequilla, cuando declaró que la había sugerido el mismo Brando en el set de rodaje y que sus lágrimas durante dicha escena fueron reales.
Leyendas en el cine siempre ha habido y siempre habrán, pero lo que es cierto es que El último tango en París posee una de las escenas que más me han impactado en mi vida, y es el momento en que Marlon Brando, en un plano estático, se encuentra sentado junto al cuerpo presente de su mujer y se lanza a un monólogo de sentimientos que, en mi opinión, sería asignatura obligatoria para todos aquellos que deseen ser actor en el futuro. En pocos minutos, Brando pasa del silencio a los gritos, de los lloros a los odios, de las palabras de amor a los insultos, del desespero a la liberación. Es una escena cruda en todo su significado, una escena que te transporta a la mente misma del personaje, desde pasadizos endiablados y camisas de fuerza hasta el final donde Marlon Paul Brando, con sus últimas fuerzas, adhiere bajo la baranda del balcón el chicle que había estado mascando, mientras la increíble música de Gato Barbieri te arrastra hasta un lugar lejano de la realidad que te envuelve. 
No comentaré nada de las personas que consideraron, y consideran, El último tango en París una simple película erótica. También la Venus de Milo y La maja desnuda, entre tantos otros ejemplos, fueron consideradas eróticas en su día y ahora están catalogadas como obras maestras del arte.

Shangri-la. La cruz bajo la Antártida de Julio Murillo

Evitaré hablarle en acertijos. De modo accidental descubrí un terrible secreto. Al hacerlo firmé mi sentencia de muerte, pero logré burlarla hace seis años. Desde entonces me limito a huir, a ocultarme y a intentar comprender lo que tengo entre manos. En dos ocasiones me he atrevido a deslizar pequeños fragmentos de este asunto en oídos que me parecían fiables. Y lo he pagado caro... El precio que le exijo a usted, si es que acepta conocer mi historia, se llama confianza. Necesito tener la certeza de que llegará hasta el final, de que se arriesgará conmigo. Después, deberá ser usted quien decida revelar mi existencia al resto de lectores o, por el contrario, silenciarme para siempre.
Eilert Lang. 
Biólogo de la Millenium Research 2000, expedición desaparecida en la Antártida. 

Opinión: Desde luego que el texto que transcribo arriba, y que se encuentra en la contraportada del libro, me ayudó mucho para interesarme por su lectura. Además, me informaba que había ganado el premio Alfonso X el Sabio de novela histórica y, puestos a añadir, tengo una fijación especial por los documentales, películas o novelas con temática de la locura genocida y la barbarie nazi; mi cabeza todavía no ha podido comprender cómo un ser humano puede llegar a convertirse en algo peor que un animal, en algo tan repugnante lo fue Hitler y sus acólitos. Pero esto es otro tema. 
Hablemos de Shangri-la. La cruz bajo la Antártida o, mejor dicho, las sensaciones que me ha dejado su lectura. Y la primera que me viene a la cabeza es que me lo he pasado genial leyéndolo, he disfrutado como un niño con su primero Lego, me he adentrado en la historia del científico Eilert Lang, el periodista Simon Darden y la violinista Elke Schultz como en el laberinto del Minotauro
Excelentemente escrita, con un lenguaje muy fluido pero con un rigor histórico que, durante muchos momentos, te hace dudar de la ¿verdadera? realidad. Enigmática, emocionante, repleta de aventura, sorprendente –muy sorprendente- y un largo etcétera de adjetivos, todos positivos. Una auténtica gozada. 

Valoración personal (de 0 a 10): 8,8

lunes, 3 de diciembre de 2012

Mis pececitos doraos - Literatura: Guía del autoestopista galáctico de Douglas Adams

A partir de 2001, cada 25 de mayo se celebra el día de la toalla en honor de Douglas Adams y como recordatorio de uno de los utensilios más famosos de la literatura tras la edición del primer libro de su mundialmente reconocida serie, Guía del autoestopista galácticoDos semanas antes de esa hecha, concretamente el 11 de mayo de 2001, Douglas Adams moría de un infarto mientras estaba en el gimnasio y buena parte del famoso y envidiado humor británico desaparecía con él. 

Tuve mi primer contacto con Arthur Dent, Ford Prefect, Zaphod Beeblebrox, Tricia McMillan y, sobre todo, mi personaje favorito, Marvin el androide paranoide, tras mi vuelta del agónico servicio militar. Me encantaba perder el tiempo, mi mente y mi cuerpo entre los estantes de librerías como la Bosch, la Catalonia y, sobre todo, entre las paradas del mercado de San Antonio los domingos por la mañana. Cuando vi por primera vez el título del libro supe que lo debía leer. 
Y así fue. Y tras él llegaron El restaurante del fín del mundo, La vida, el universo y todo lo demás, Hasta luego y gracias por el pescado y el último de la saga, Informe sobre la Tierra: fundamentalmente inofensiva

Douglas Adams me hizo llorar de risa casi como nadie, me hizo devorar sus libros con un ansia enfermiza, me proyectó imágenes inigualables y me llevó a viajes por unos universos que nadie podría haber llegado a imaginar, excepto una mente tan prodigiosa, exhuberantemente cínica e irónicamente ilimitada como la de este autor, nacido en Cambridge y muerto en California a la edad de 50 años. Pero no sólo le lloraron los personajes de la más surrealista e irreverente serie científico-literaria sino que otros personajes, como Dirk Gently, el primer detective holístico de la historia y con el verdadero nombre de Svlad Cjelli, o todos los animales que pueblan las páginas de Mañana no estarán: en busca de las más variopintas especies de animales al borde de la extinción.

Mis pececitos doraos - Música: Aqualung de Jethro Tull

Tenía trece años y, como ya expliqué en una de mis anteriores entradas, el programa radiofónico El clan de la una, y Mundo Pop en televisión, me llevaba a notas hasta ese momento desconocidas. 
En casa no teníamos tocadiscos. Mis padres, muy amantes de la música pero con muy poco dinero para gastarlo en equipos estereofónicos, me compraron un platina para escuchar los casetes que me hacía con play-pause de la radio. 

Pero llegó el día en que tuve la oportunidad de tener mi primer elepé. Por causas absolutamente obvias no diré el nombre ni la ubicación de la tienda donde ocurrió, pero puedo comentar que se encontraba en el centro de la ciudad y que el departamento de música internacional se encontraba muy cerca de los servicios. Que cada uno haga las suposiciones que quiera pero, para dar una pista, en esa época no existían los antirrobos en objetos ni las alarmas en puertas, sólo existía los sellos de tampón o los adhesivos que personalizaban los productos. 

Precisamente fue el programa de televisión española Mundo Pop el que me presentó por mi primera vez en mi vida las notas del cantante, guitarrista y flautista Ian Anderson, líder del grupo inglés Jethro Tull y, frente a mí, dentro de una cubeta medio vacía, en primer lugar de una lista de discos, el dibujo de tonos verdes y amarillentos enmarcando la figura de un homeless con rasgos muy similares a los de Ian, me llamaba intensamente y me decía que quería ser mío. 
Y lo fue. 
No podía escucharlo en casa, por lo que me iba a casa de un amigo que tenía una especie de comediscos. Y mientras hacíamos los deberes o jugábamos a croms, las notas de Aqualung, Cross-eyed Mary, My God o Hymn 43 nos hacían traspasar fronteras hasta escondites lejanos de aventis musicales. 

Por cierto, el segundo elepé de mi propiedad fue otro clásico entre los clásicos, Close to the edge de Yes, con las inigualables escalas en los teclados de Rick Wakeman, la inconfundible voz de otro Anderson, pero esta vez de nombre Jon, y el portento técnico de Chris Squire y Steve Howe al bajo y guitarra respectivamente.

España, una mediocre, mediana y ¿libre?

Artículo escrito por el gran humorista Forges, titulado El trunfo de los mediocres. Vale mucho la pena leerlo:

"Quienes me conocen saben de mis credos e idearios. Por encima de éstos, creo que ha llegado la hora de ser sincero. Es, de todo punto, necesario hacer un profundo y sincero ejercicio de autocrítica, tomando, sin que sirva de precedente, la seriedad por bandera. 
Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo. Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes, con una huelga general, o echándonos a la calle para protestar los unos contra los otros. Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre. 
Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan, alguien cuya carrera política o profesional desconocemos por completo, si es que la hay. Tan solo porque son de los nuestros. 
Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. 
Sus excepciones, casi siempre, reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia. 

- Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura. 
- Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un solo presidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política internacional. 
- Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir, incluso, a las asociaciones de víctimas del terrorismo. 
- Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado.  
- Mediocre es un país que tiene dos universidades entre las 10 más antiguas de Europa, pero, sin embargo, no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir. 
- Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas. 
- Mediocre es un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada –cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada. 
- Mediocre es un país en cuyas instituciones públicas se encuentran dirigentes políticos que, en un 48 % de los casos, jamás ejercieron sus respectivas profesiones, pero que encontraron en la Política el más relevante modo de vida. 
- Es Mediocre un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza. 
- Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad. 
- Es Mediocre un país, a qué negarlo, que, para lucir sin complejos su enseña nacional, necesita la motivación de algún éxito deportivo